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Juan 17:8 - Versión Biblia Libre

Yo les he dado el mensaje que tú me diste a mí. Ellos lo aceptaron, estando completamente convencidos de que vine de ti, y ellos creyeron que tú me enviaste.

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Biblia Reina Valera 1960

porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

porque les he transmitido el mensaje que me diste. Ellos aceptaron el mensaje y saben que provine de ti y han creído que tú me enviaste.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

El mensaje que recibí se lo he entregado y ellos lo han recibido, y reconocen de verdad que yo he salido de ti y creen que tú me has enviado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y conocieron verdaderamente que salí de ti, y creyeron que Tú me enviaste.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

pues las palabras que tú me diste se las he dado a ellos, y ellos las han acogido, porque saben realmente que yo salí de ti y han creído que tú me has enviado.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y en verdad han conocido que salí de ti, y han creído que tú me enviaste.

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Otras versiones



Juan 17:8
31 Referencias Cruzadas  

Presten atención a mis advertencias, y yo derramaré sobre ustedes mis pensamientos más profundos. Les explicaré todo lo que sé.


Los proverbios educan en razón, en vivir bien, en el sano juicio, y en actuar con justicia.


Hijo mío, si aceptas mi palabra y valoras mis instrucciones;


Escucha, hijo mío. Si aceptas lo que te digo, vivirás larga vida.


Elige mi enseñanza por encima de la plata; elige el conocimiento más que el oro puro.


“Ustedes son privilegiados porque a ustedes se les han revelado los misterios del reino de los cielos, pero ellos no tienen ese conocimiento”, respondió Jesús.


Porque no estoy hablando por mí mismo sino por mi Padre que me envió. Él fue quien me instruyó en cuanto a lo que debo decir y cómo lo debo decir.


¿No crees que yo vivo en el Padre y que el Padre vive en mí? Las palabras que yo hablo no son mías; es el Padre que vive en mí quien está haciendo su obra.


Yo no los llamaré más siervos, porque los siervos no son considerados como de confianza por su amo. Yo los llamo amigos, porque todo lo que mi Padre me dijo yo se los he dicho a ustedes.


porque el Padre mismo los ama—porque ustedes me aman y creen que vine de parte de Dios.


Ahora estamos seguros de que lo sabes todo, y que para conocer las preguntas que tiene la gente, no necesitas preguntarles. Esto nos convence de que viniste de Dios”.


Les di tu mensaje, y el mundo los odió porque ellos no son del mundo, así como yo no soy del mundo.


Así como tú me enviaste al mundo, yo los he enviado al mundo.


Oro para que todos puedan ser uno, así como tú, Padre, vives en mí y yo vivo en ti, para que ellos también puedan vivir en nosotros a fin de que el mundo crea que tú me enviaste.


Yo vivo en ellos, y tú vives en mí. Que ellos puedan ser uno completamente, para que el mundo entero sepa que tú me enviaste, y que tú los amas, así como me amas a mí.


La vida eterna es esta: conocerte, a ti que eres el único Dios verdadero, y a Jesucristo a quien enviaste.


Dios no envió al Hijo al mundo para condenarlo, sino para salvar al mundo por medio de él.


Sin embargo, todo aquél que acepta lo que el dice, confirma que Dios habla la verdad.


Simón Pedro respondió, “Señor, ¿a quién seguiremos? Tú eres el único que tiene palabras de vida eterna.


Jesús respondió: “Si Dios fuese realmente el padre de ustedes, ustedes me amarían. Yo vine de Dios y estoy aquí. No fue mi propia decisión venir, sino la de Uno que me envió.


Pues yo he recibido del Señor lo que les enseñé: el Señor Jesús, en la noche que fue entregado, tomó pan.


Ahora quiero recordarles sobre la buena nueva que les anuncié. Ustedes la aceptaron y se han mantenido firmes en ella.


Voy a enviarles un profeta de su pueblo. Le daré mis mensajes y les dirá todo lo que le ordene.


Hay otra cosa, y es que siempre le damos gracias a Dios porque cuando ustedes escucharon y aceptaron su palabra, no la recibieron como si fueran palabras humanas, sino como lo que realmente es: como la palabra de Dios. Y esto es lo que obra en los que creen en él.


Les digo unas cuantas cosas más: Hermanos y hermanas, les rogamos y los exhortamos en el Señor Jesús para que se comporten de una manera que agrade a Dios, tal como les enseñamos. Desde luego que ya lo hacen, ¡pero sigan haciéndolo cada vez más!


Porque somos testigos de lo que hemos visto y testificamos que el Padre envió al Hijo como Salvador del mundo.


Esta es la revelación de Jesucristo, la cual Dios entregó para mostrar a sus siervos lo que sucederá pronto. Él envió a su ángel para revelarla a su siervo Juan,