Tierra, tiembla ante la presencia del Señor, ¡Tiembla ante la presencia del Dios de Jacob!
Joel 2:10 - Versión Biblia Libre La tierra tiembla ante ellos, los cielos se estremecen; el sol y la luna se oscurecen, y las estrellas dejan de brillar. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Delante de él temblará la tierra, se estremecerán los cielos; el sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor. Biblia Nueva Traducción Viviente La tierra tiembla mientras avanzan y los cielos se estremecen. El sol y la luna se oscurecen y las estrellas dejan de brillar. Biblia Católica (Latinoamericana) ¡Al verlos tiembla la tierra, se estremecen los cielos, el sol y la luna se oscurecen y las estrellas pierden su brillo! La Biblia Textual 3a Edicion Delante de ellos tiembla la tierra y se estremecen los cielos, El sol y la luna se oscurecen, Y las estrellas retiran su resplandor. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Ante ellos tiembla la tierra, retiemblan los cielos, el sol y la luna se oscurecen, apagan su brillo las estrellas. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Delante de ellos temblará la tierra, se estremecerán los cielos; el sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor. |
Tierra, tiembla ante la presencia del Señor, ¡Tiembla ante la presencia del Dios de Jacob!
La tierra se sacudió y tembló. Los fundamentos de las montañas se estremecieron por su ira.
Las estrellas de las constelaciones del cielo no brillarán. Cuando el sol se levante, quedará oscuro. La luna no dará luz.
El sol, la luna y las estrellas del cielo se desvanecerán, y los cielos se enrollarán como un pergamino. Todas las estrellas caerán como hojas secas de una vid, como higos secos de una higuera.
En ese momento rugirán sobre su presa como el rugido del mar. Cualquiera que mire hacia la tierra sólo verá oscuridad y angustia; incluso la luz del sol se verá oscurecida por las nubes.
Miré la tierra, y estaba sin forma y vacía; Miré a los cielos, y su luz había desaparecido.
Será un día sombrío y oscuro; un día de nubes oscuras y sombras espesas. Como el amanecer se esparce por las montañas, aparece un ejército, tan grande y poderoso como ningún otro ha existido antes, ni existirá jamás.
El sol se oscurecerá, y la luna se pondrá roja como la sangre, a medida que se aproxima el grande y terrible día del Señor”.
¿Qué quieren de mi ustedes, Tiro, Sidón y regiones de Filistea? ¿Quieren vengarse de mi? Si lo que desean es vengarse, yo me vengaré por lo que ustedes han hecho.
El que hizo las Pléyades y Orión, el que transforma la oscuridad en amanecer, y el día en noche; el que convoca el agua de los mares, y la derrama sobre la tierra, ¡Su nombre es El Señor!
Los montes tiemblan en su presencia y las colinas se derriten. La tierra tiembla ante él, todo el mundo y los que en él habitan.
“Pero justo después de estos días de persecución, el sol se oscurecerá, la luna no brillará, las estrellas caerán del cielo, y las potencias del cielo se conmoverán.
Justo en ese momento, el velo del Templo se rasgó de arriba a abajo. La tierra tembló, las rocas se partieron,
El sol se oscurecerá, y la luna se pondrá roja como la sangre antes de que llegue el día grande y glorioso del Señor.
Entonces vi un gran trono blanco con Uno sentado en él. El cielo y la tierra desaparecieron, y no existían más.
Cuando abrió el sexto sello, hubo un gran terremoto. El sol se puso negro como tela de silicio y toda la luna se volvió roja como la sangre.
El cuarto ángel hizo sonar su trompeta, y fueron heridas una tercera parte del sol, la luna y las estrellas, de modo que una tercera parte de ellos quedaron en oscuridad, y una tercera parte del día no tendría luz, igual que una tercera parte de la noche.
Y abrió la puerta del Abismo, y salía humo de allí, como el humo de una caldera enorme. El sol y la atmósfera se oscurecieron por el humo que salía del Abismo.