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Jeremías 3:3 - Versión Biblia Libre

Por eso no se ha enviado rocío ni han caído lluvias de primavera. Pero tú te limitas a comportarte como una prostituta; te niegas a aceptar que has hecho algo malo.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Por esta causa las aguas han sido detenidas, y faltó la lluvia tardía; y has tenido frente de ramera, y no quisiste tener vergüenza.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Por eso incluso han faltado las lluvias de primavera. Pues eres una prostituta descarada y totalmente desvergonzada.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Por eso, los aguaceros cesaron y no hubo más lluvia para ti en la primavera, pero tu rostro de mujer perdida ni siquiera ha enrojecido.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Los aguaceros eran retenidos, Las lluvias tardías° no venían, Y tú, ramera descarada, Te negabas a avergonzarte.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Por eso quedaron bloqueados los chubascos y no hubo lluvia en primavera. Pero tú tienes cara de ramera, no quieres avergonzarte.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Por esta causa las aguas han sido detenidas, y faltó la lluvia tardía; y has tenido frente de ramera, y no quisiste tener vergüenza.

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Otras versiones



Jeremías 3:3
28 Referencias Cruzadas  

Al día siguiente, la hija mayor le dijo a la hija menor : “Anoche yo me acosté con nuestro padre. Emborrachémoslo esta noche otra vez para que tú puedas acostarte con él y podamos hacer crecer esta familia”.


Se negaron a escucharte y se olvidaron de todos los milagros que hiciste por ellos. Se obstinaron y decidieron elegir ellos mismos un líder que los llevara de vuelta a la esclavitud en Egipto. “Pero tú eres un Dios que perdona, clemente y misericordioso, lento para enojarse y lleno de amor confiable. No los abandonaste,


Los malvados actúan sin vergüenza alguna, pero los justos cuidan cada cosa que hacen.


La convertiré en un lugar desierto. No se podará ni se cortará más la hierba en ella: quedará cubierta de zarzas y espinas. Ordenaré a las nubes que no llueva sobre ella”.


Este es un mensaje del Señor que llegó a Jeremías en relación con la sequía:


¿Pueden los falsos dioses de las otras naciones hacer llover? ¿Pueden los cielos mismos enviar lluvias? No, eres tú, Señor, nuestro Dios. Por eso ponemos nuestra esperanza en ti, porque sólo tú puedes hacer todo esto.


Los ricos envían a sus siervos a buscar agua. Van a las cisternas, pero no encuentran agua. Regresan con las tinajas vacías, decepcionados y avergonzados, cubriendo sus cabezas.


La tierra se ha secado porque no ha llovido en el país. Los campesinos se avergüenzan y se cubren la cabeza.


Toma un rollo y escribe todo lo que te he dicho condenando a Israel, a Judá y a todas las demás naciones, desde que te hablé por primera vez durante el reinado de Josías hasta ahora.


No han pensado ni siquiera en decir: “Debemos apreciar al Señor, nuestro Dios, que envía las lluvias de otoño y primavera en el momento oportuno, que hace que podamos tener una cosecha cada año”.


Tus malas acciones te han quitado estos beneficios; tus pecados te han privado de mis bendiciones.


Señor, ¿no buscas siempre la fidelidad? Los derrotaste, pero no les importó. Estuviste a punto de destruirlos, pero se negaron a aceptar tu disciplina. Eran tercos, duros como una roca, y no se arrepentían.


¿Se avergonzaron de las cosas repugnantes que hicieron? No, no se avergonzaron en absoluto, ni siquiera pudieron sonrojarse. Por eso caerán como los demás, cuando los castigue; caerán muertos, dice el Señor.


¿Se avergüenzan de las cosas repugnantes que hicieron? No, no se avergüenzan en absoluto, ni siquiera son capaces de sonrojarse. Por eso caerán como los demás, cuando los castigue; caerán muertos, dice el Señor.


¿Quién es tan sabio como para entender esto? ¿Le ha dicho el Señor esto a alguien para que pueda explicar lo que ha sucedido? ¿Por qué la tierra ha sido destruida y quemada hasta quedar como un desierto, para que nadie pueda pasar por ella?


“Pero el pueblo de Israel no querrá escucharte, porque no quiere escucharme a mí. Todos los israelitas son de mente fuerte y de corazón duro.


Romperé tu fuerza autosuficiente de la que estás tan orgulloso, y haré que tu cielo sea duro como el hierro y tu tierra dura como el bronce.


Yo detuve la Lluvia cuando faltaban tres meses antes de la cosecha. La lluvia caía en una ciudad y no en otra. Así mismo caía en un campo y no en otro.


La gente andaba de ciudad en ciudad buscando agua, pero seguían sedientos. Y aún así no volvieron a mi, dice el Señor.


Reúnanse, sí, reúnanse, nación sin valor,


Pero el Señor que hace justiciar aún está entre ustedes, y no hará mal. Cada mañana emite su juicio, y cada día sin falta. Pero los que actúan injustamente no tienen vergüenza.


¡Invoqué una sequía sobre la tierra, sobre las colinas, sobre los campos de granos, sobre los viñedos y olivares—todo lo que produce la tierra—así como sobre las personas y el ganado, y sobre todo lo que haces!


El cielo sobre ti será como el bronce, y la tierra debajo de ti será como el hierro.


¡Asegúrense de no rechazar al que les está hablando! Si ellos no pudieron escapar cuando rechazaron a Dios en la tierra, sin duda alguna nosotros tampoco podremos escapar si volvemos nuestra espalda a Dios, quien nos advierte desde el cielo.