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Apocalipsis 10:1 - Versión Biblia Libre

Entonces vi a otro ángel descendiendo del cielo, con una nube que lo envolvía y un arcoíris sobre su cabeza. Su rostro lucía como el sol, y sus pies como columnas de fuego.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Entonces vi a otro ángel poderoso que descendía del cielo envuelto en una nube con un arco iris sobre su cabeza. Su cara brillaba como el sol, y sus pies eran como columnas de fuego.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Vi después a otro ángel formidable que bajaba del cielo envuelto en una nube; el arco iris rodeaba su cabeza, su cara era como el sol y sus piernas como columnas de fuego.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Vi a otro ángel fuerte, que descendía del cielo envuelto en una nube: el arco iris estaba sobre su cabeza, y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Vi a otro ángel poderoso, que bajaba del cielo envuelto en una nube. Tenía sobre su cabeza el arcoiris; su rostro era como el sol y sus piernas como columnas de fuego.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y vi otro ángel fuerte descender del cielo, envuelto en una nube, y un arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego.

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Otras versiones



Apocalipsis 10:1
28 Referencias Cruzadas  

Colocas las vigas de tu casa en las nubes de lluvia. Haces de las nubes de los cielos tus carruajes. Te montas sobre las alas del viento.


Él está rodeado de nubes y densas tinieblas; su trono está fundado en la justicia y la verdad.


Mientras Aarón aún hablaba a todos los israelitas, miraron hacia el desierto y vieron aparecer la gloria del Señor en una nube.


Sus piernas son columnas de alabastro asentadas sobre bases de oro. Parece fuerte, como los poderosos cedros del Líbano.


Un mensaje sobre Egipto. Mira, el Señor está cabalgando en una nube que se mueve rápidamente en su camino hacia Egipto. Los ídolos de Egipto temblarán ante Él, y los egipcios se debilitarán de miedo.


Para mí, esto es igual que el tiempo de Noé, cuando prometí bajo juramento que un diluvio no volvería a cubrir la tierra. Del mismo modo, prometo bajo juramento que no me enfadaré contigo ni te regañaré.


Te has envuelto en una nube que ninguna oración puede penetrar.


La luz brillante que lo rodeaba era como un arco iris brillando a través de las nubes en un día de lluvia. Así era la gloria del Señor. Cuando lo vi, caí de bruces en el suelo, y entonces oí que alguien me hablaba.


Su cuerpo brillaba como una joya; su rostro era tan brillante como un relámpago; sus ojos eran como antorchas ardientes; sus brazos y piernas brillaban como el bronce pulido; y su voz sonaba como el rugido de una multitud.


Mientras seguía observando en mi visión que tuve aquella noche, vi a uno como un hijo de hombre que venía con las nubes del cielo. Se acercó al Anciano de los Días y fue conducido a su presencia.


El Señor le dijo a Moisés: “Adviértele a tu hermano Aarón que no venga al Lugar Santísimo en cualquier momento que lo desee, de lo contrario morirá. Porque ahí es donde aparezco en la nube sobre la cubierta de expiación del Arca, detrás del velo.


Entonces Jesús se transformó frente a ellos. Su rostro brillaba como el sol. Sus vestiduras se volvieron blancas como la luz.


Entonces verán el Hijo del hombre viniendo en una nube con poder y gran gloria.


Y cerca de la hora del mediodía, Su Majestad, vi una luz que venía del cielo y era más brillante que el sol. Iluminó todo a mi alrededor y a los que iban viajando conmigo.


Miren que viene rodeado de nubes, y todos lo verán, incluso quienes lo mataron. Todos los pueblos de la tierra se lamentarán por él. ¡Que así sea! Amén.


Después de esto vi a otro ángel descendiendo desde el cielo. Tenía gran poder y la tierra fue iluminada con su gloria.


Y un poderoso ángel tomó una piedra del tamaño de una piedra de molino, y la lanzó al mar, diciendo: “Con esta misma fuerza la gran ciudad de Babilonia será derribada, y no existirá más”.


Y vi a un ángel que descendía del cielo, sosteniendo en su mano la llave del Abismo y una cadena enorme.


El que estaba sentado allí brillaba como joyas, como jaspe y cornalina, y había un arcoíris que rodeaba el trono, brillante como una esmeralda.


Entonces vi a un ángel poderoso, gritando a gran voz: “¿Quién es digno de abrir el rollo y romper sus sellos?”


Entonces vi y escuché a un águila que volaba en medio del cielo y gritaba a gran voz: “Desastre, desastre, desastre viene sobre los habitantes de la tierra por lo que sucederá cuando los últimos tres ángeles hagan sonar sus trompetas”.