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Levítico 16:2 - Versión Biblia Libre

2 El Señor le dijo a Moisés: “Adviértele a tu hermano Aarón que no venga al Lugar Santísimo en cualquier momento que lo desee, de lo contrario morirá. Porque ahí es donde aparezco en la nube sobre la cubierta de expiación del Arca, detrás del velo.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

2 Y Jehová dijo a Moisés: Di a Aarón tu hermano, que no en todo tiempo entre en el santuario detrás del velo, delante del propiciatorio que está sobre el arca, para que no muera; porque yo apareceré en la nube sobre el propiciatorio.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 El Señor le dijo a Moisés: «Advierte a tu hermano Aarón que no entre cuando quiera en el Lugar Santísimo que está detrás de la cortina interior; si lo hace, morirá. Pues allí está la tapa del arca —el lugar de la expiación—, y yo mismo estoy presente en la nube que está sobre la tapa de la expiación.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Le dijo: 'Di a tu hermano Aarón que no entre en cualquier tiempo en el Santuario que está detrás del velo, ni se presente ante el lugar del Perdón que está encima del Arca, no sea que muera, pues es allí donde yo me manifiesto en medio de la nube, encima del Lugar del Perdón.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Y dijo YHVH a Moisés: habla a tu hermano Aarón que no en todo tiempo entre en el Santuario detrás del velo,° delante del propiciatorio que está sobre el Arca, no sea que muera, porque Yo me muestro en la nube sobre el propiciatorio.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Dijo Yahveh a Moisés: 'Di a tu hermano

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Levítico 16:2
26 Referencias Cruzadas  

En la parte de atrás del Templo, separó veinte codos con tablas de cedro desde el suelo hasta el techo, haciendo un santuario interior como el Lugar Santísimo.


Luego los sacerdotes llevaron el Arca del Pacto del Señor a su lugar en el santuario interior del Templo, el Lugar Santísimo, debajo de las alas de los querubines.


Los sacerdotes no podían levantarse para continuar con el servicio a causa de la nube, porque la gloria del Señor había llenado el Templo de Dios.


“Una vez al año, Aarón debe realizar el ritual de expiación poniendo en los cuernos del altar la sangre de la ofrenda por el pecado para la expiación. Este ritual anual de expiación debe ser llevado a cabo por las generaciones futuras. Este es el altar sagrado del Señor”.


Pondrá el incienso en presencia del Señor, sobre las brasas, y el humo del incienso cubrirá la tapa de la expiación sobre el Testimonio, para que no muera.


Esta regla se aplica a ustedes para siempre: una vez al año los israelitas harán expiación por todos sus pecados”. Moisés hizo todo lo que el Señor le ordenó.


“El Día de la Expiación es el décimo día de este séptimo mes. Celebrarán una reunión sagrada, negándose a sí mismos, y presentarán una ofrenda de comida al Señor.


Deben permanecer a la entrada del Tabernáculo de Reunión durante siete días, día y noche, y seguir las órdenes del Señor para que no mueran, porque esto es lo que se me ha mandado a hacer”.


El Señor le dijo a Moisés: “Pon el bastón de Aarón de nuevo delante del Testimonio, para que lo guardes allí como un recordatorio para advertir a cualquiera que quiera rebelarse, para que dejen de quejarse contra mí. De lo contrario, morirán”.


Pero sólo tú y tus hijos son responsables de tu sacerdocio, haciendo todo lo que concierne al altar y está detrás del velo. Sólo tú debes realizar ese servicio. Te estoy dando el don de tu sacerdocio, pero cualquier otro que se acerque al santuario debe ser ejecutado”.


Esto es lo que tienes que hacer para que vivan y no mueran por acercarse demasiado a un objeto sagrado: Aarón y sus hijos deben entrar y decirle a cada uno de ellos lo que tienen que hacer y lo que tienen que llevar.


Cada vez que muevan el campamento, Aarón y sus hijos entrarán, quitarán el velo y lo colocarán sobre el Arca del Testimonio.


Justo en ese momento, el velo del Templo se rasgó de arriba a abajo. La tierra tembló, las rocas se partieron,


Esta esperanza es nuestra ancla espiritual, es segura y confiable, y nos lleva más allá de la cortina, a la presencia de Dios.


Esto no tiene como fin ofrecerse repetidas veces, como un sumo sacerdote que tiene que entrar al Lugar Santísimo después de un año, ofreciendo sangre que no es suya.


Al pasar el segundo velo, se encontraba la sala que se llamaba el Lugar Santísimo.


Y encima del arca estaba el ángel querubín protegiendo el lugar de la reconciliación. Pero ahora no podemos hablar de esto en detalle.


Entonces el Templo se llenó de humo que provenía de la gloria de Dios y de su poder. Y nadie podía entrar al Templo hasta que las plagas que venían del cielo hubieran terminado.


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