“¿Por qué no te preocupaste por matar al ungido del Señor?” preguntó David.
1 Samuel 10:1 - Versión Biblia Libre Entonces Samuel tomó un frasco de aceite de oliva y lo derramó sobre la cabeza de Saúl, y lo besó diciendo: “El Señor te ha ungido como gobernante de su pueblo elegido. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Tomando entonces Samuel una redoma de aceite, la derramó sobre su cabeza, y lo besó, y le dijo: ¿No te ha ungido Jehová por príncipe sobre su pueblo Israel? Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces Samuel tomó un frasco de aceite de oliva y lo derramó sobre la cabeza de Saúl. Besó a Saúl y dijo: «Hago esto porque el Señor te ha designado para que gobiernes a Israel, su posesión más preciada. Biblia Católica (Latinoamericana) Samuel tomó su alcuza de aceite y la derramó sobre la cabeza de Saúl, luego lo abrazó y le dijo: 'Yavé te ha consagrado como jefe de su pueblo Israel. Tú gobernarás el pueblo de Yavé y tú lo librarás de las manos de sus enemigos. ¿Quieres estar seguro de que Yavé te consagró como jefe de su heredad? Estas serán las señales:' La Biblia Textual 3a Edicion Y tomó Samuel la redoma de aceite y la derramó sobre la cabeza de él, y lo besó y le dijo: ¿No es que YHVH te ha ungido para ser príncipe sobre su heredad? Biblia Serafín de Ausejo 1975 Tomó Samuel el frasco del aceite y lo derramó sobre la cabeza de Saúl; después le besó y le dijo: '¿No es Yahveh quien te ha ungido por príncipe de su pueblo Israel? Tú regirás al pueblo de Yahveh y lo librarás del poder de los enemigos que le rodean. Y ésta será la señal de que Yahveh te ha ungido por jefe de su heredad: Biblia Reina Valera Gómez (2023) Tomando entonces Samuel un frasco de aceite, lo derramó sobre su cabeza, y lo besó, y le dijo: ¿No te ha ungido Jehová para que seas capitán sobre su heredad? |
“¿Por qué no te preocupaste por matar al ungido del Señor?” preguntó David.
Así que todos cruzaron el Jordán primero, y luego cruzó el rey. El rey besó a Barzilai y lo bendijo, y luego Barzilai regresó a su casa.
Yo soy del pueblo pacífico y fiel de Israel. Tú tratas de destruir un pueblo que es como una madre en Israel. ¿Por qué quieres derribar la posesión del Señor?” .
Antes, cuando Saúl era nuestro rey, tú eras el que dirigía el ejército israelita en la batalla. El Señor te dijo: ‘Tú serás el pastor de mi pueblo Israel y serás su gobernante’”.
Allí hagan que el sacerdote Sadoc y el profeta Natán lo unjan como rey de Israel. Toquen la trompeta y griten: ‘¡Viva el rey Salomón!’.
Todavía me quedan siete mil en Israel, todos los que no han doblado sus rodillas para adorar y cuyas bocas no lo han besado”.
“Vuelve a entrar y dile a Ezequías, el gobernante de mi pueblo: Esto es lo que dice el Señor, el Dios de tu antepasado David: He oído tu oración, he visto tus lágrimas. Te prometo que te voy a curar. Por eso, dentro de tres días irás al Templo del Señor.
El profeta Eliseo llamó a uno de los hijos de los profetas y le dijo: “Pon tu capa en tu cinturón, toma este frasco de aceite de oliva y ve a Ramot de Galaad.
“¡Mentiroso!”, le dijeron. “Por favor, dinos qué pasa”. “Bueno, me habló de esto y de lo otro, y me dijo: ‘Esto es lo que dice el Señor: te unjo como rey sobre Israel’”.
Sométanse a su hijo para que no se enoje y mueran repentinamente. Su ira se inflama de repente, pero felices son los que acuden a él buscando protección.
y lo llevó de cuidar ovejas y corderos, a ser un pastor de los descendientes de Jacob, el pueblo especial de Dios: Israel.
“Toma las especias de mejor calidad: 500 siclos de mirra líquida, 250 siclos de canela de olor dulce, 250 siclos de caña aromática,
El Dios de Jacob no es como esos ídolos, porque él es el Creador de todo, e Israel es la tribu que le pertenece. El Señor Todopoderoso es su nombre.
“Llevabas joyas de oro y plata, y tus ropas eran de lino fino, de telas costosas y de telas bordadas. Comiste pan hecho con la mejor harina, y miel y aceite de oliva. Te embelleciste aún más y te convertiste en una reina.
Ahora pecan constantemente, y se forjan ídolos de metal fundido. Todos esos ídolos fueron hábilmente forjados con plata por los artesanos. “Ofrezcan sacrificios a estos ídolos”, dice el pueblo. “Besen al ídolo con forma de becerro”.
Entonces el pueblo pidió un rey, y Dios le dio a Saúl, hijo de Quis, de la tribu de Benjamín, quien gobernó durante cuarenta años.
Era conveniente que Dios, quien crea y sostiene todas las cosas, preparara por medio del sufrimiento a Aquél que los lleva a la salvación, para llevar a muchos de sus hijos a la gloria.
Cuando tomó el rollo, las cuatro criaturas vivientes y los veinticuatro ancianos cayeron postrados delante del Cordero. Y cada uno tenía un harpa y tazas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los creyentes.
Aquí estoy ante ustedes. Traigan cualquier acusación que tengan contra mí en presencia del Señor y de su ungido. ¿Me he apropiadodel buey o del burro de alguien? ¿He perjudicado a alguien? ¿He oprimido a alguien? ¿He aceptado un soborno de alguien para hacerme el de la vista gorda? Díganmelo y les pagaré por ello”.
Pero ahora tu reino no durará. El Señor ha encontrado para sí un hombre que piensa como él, y lo ha elegido para que sea el gobernante de su pueblo, porque tú no has cumplido los mandatos del Señor”.
Entonces Samuel le dijo a Saúl: “El Señor me ha enviado para ungirte como rey de su pueblo Israel. Así que presta atención a lo que el Señor dice.
“Antes no solías pensar mucho en ti mismo, ¿pero no eres ahora el líder de las tribus de Israel?” preguntó Samuel. “El Señor te ungió como rey de Israel.
El Señor un día le preguntó a Samuel: “¿Hasta cuándo vas a seguir llorando a Saúl porque lo he rechazado como rey de Israel? Llena tu frasco con aceite de oliva y vete. Ve donde Isaí de Belén, porque he elegido un rey para mí de entre sus hijos”.
Samuel tomó el frasco de aceite de oliva y lo ungió en presencia de sus hermanos, y el Espíritu del Señor vino sobre David con poder desde aquel día. Luego Samuel se fue y regresó a Ramá.
El Señor aplasta a sus enemigos, truena desde el cielo contra ellos. Él gobierna toda la tierra; fortalece a su rey y otorga poder al que ha ungido”.
Y les dijo a sus hombres: “Que el Señor me impida hacer algo así a mi amo, el ungido del Señor. Nunca lo atacaré, porque es el ungido del Señor”.
Que el Señor me impida atacar al ungido del Señor. Recoge la lanza y el cántaro de agua junto a su cabeza, y vámonos”.
Pero David le dijo a Abisai: “¡No, no lo mates! ¿Quién puede atacar al ungido del Señor y no ser culpable de un crimen?
Pero el pueblo se negó a escuchar lo que Samuel decía. “¡No!”, insistieron. “¡Queremos nuestro propio rey!
Así que haz lo que quieran, pero dales una advertencia solemne: explícales lo que hará un rey cuando los gobierne”.
“Mañana a esta hora te voy a enviar un hombre de la tierra de Benjamín. Nómbralo como gobernante de mi pueblo Israel, y él los rescatará de los filisteos. He visto lo que le pasa a mi pueblo y he escuchado su ruego de ayuda”.
Cuando se acercaban a las afueras de la ciudad, Samuel le dijo a Saúl: “Dile a tu siervo que se vaya adelante, antes que nosotros. Cuando se haya ido, quédate aquí un rato, porque tengo un mensaje de Dios para ti”. Así que el criado se adelantó.