y tengo ganado, asnos, ovejas y cabras, así como esclavos y esclavas. He enviado a estos mensajeros para explicarte esto, mi señor, esperando que te alegresde verme”.
1 Samuel 1:18 - Versión Biblia Libre “Gracias por tu bondad con tu sierva”, dijo ella. Luego siguió su camino, comió algo y ya no se veía triste. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Y ella dijo: Halle tu sierva gracia delante de tus ojos. Y se fue la mujer por su camino, y comió, y no estuvo más triste. Biblia Nueva Traducción Viviente —¡Oh, muchas gracias! —exclamó ella. Así que se fue, comenzó a comer de nuevo y ya no estuvo triste. Biblia Católica (Latinoamericana) Ella le dijo a su vez: '¡Ojalá tu sirvienta sea bien vista por ti!' Se levantó, comió, y su cara tenía otro aspecto. La Biblia Textual 3a Edicion Ella dijo: ¡Halle tu sierva gracia ante tus ojos! Y la mujer se fue por su camino, y comió, y su semblante ya no fue como antes.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Replicó ella: 'Que tu sierva alcance tu favor'. La mujer emprendió su camino; comió, y su semblante no fue ya como el de antes. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y ella dijo: Halle tu sierva gracia delante de tus ojos. Y la mujer siguió su camino, y comió, y no estuvo más triste. |
y tengo ganado, asnos, ovejas y cabras, así como esclavos y esclavas. He enviado a estos mensajeros para explicarte esto, mi señor, esperando que te alegresde verme”.
Los mensajeros volvieron a Jacob y le dijeron: “¡Su hermano Esaú viene a recibirle con 400 hombres armados!”
“Bien, pero déjame dejar algunos de mis hombres contigo”, dijo Esaú. “Eres muy amable, pero no hay necesidad de hacer eso”, respondió Jacob.
“¿Para qué eran todos los animales que encontré en el camino?” Preguntó Esaú. “Son un regalo para ti, mi señor, para que me trates bien”, respondió Jacob.
Este pobre hombre lloró, y el Señor me oyó, y me salvó de todos mis problemas.
Así que adelante, coman su comida y disfrútenla. Bebe tu vino con un corazón feliz. Eso es lo que Dios quiere que hagas.
Hasta ahora ustedes no han pedido nada en mi nombre, así que pidan y recibirán, y su alegría estará completa.
¡Que el Dios de esperanza los llene por completo de todo gozo y paz, como sus creyentes, a fin de que puedan rebosar de esperanza por el poder del Espíritu Santo!
“Gracias por ser tan bueno conmigo, señor” – respondió ella – “Me has tranquilizado al hablarme con amabilidad. Ni siquiera soy uno de tus siervos”.
Poco después, Rut la moabita le dijo a Noemí: “Por favor, déjame ir a los campos a recoger el grano que ha quedado, si encuentro a alguien que me dé permiso”. “Sí, adelante, hija mía”, respondió Noemí.