En ese momento su pueblo dirá: “¡Mira! Este es nuestro Dios; hemos confiado en él y nos ha salvado. Este es el Señor que buscábamos. Ahora podemos alegrarnos y celebrar la salvación que nos trae”.
1 Juan 2:28 - Versión Biblia Libre Ahora, mis queridos amigos, sigan viviendo en Cristo, para que cuando aparezca, podamos estar seguros y no tengamos vergüenza delante él en su venida. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Y ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados. Biblia Nueva Traducción Viviente Y ahora, queridos hijos, permanezcan en comunión con Cristo para que, cuando él regrese, estén llenos de valor y no se alejen de él avergonzados. Biblia Católica (Latinoamericana) Y ahora, hijitos, permanezcan en él; haciéndolo, tendremos plena confianza cuando aparezca en su gloria, en vez de sentir vergüenza ante él cuando nos venga a pedir cuentas. La Biblia Textual 3a Edicion Y ahora, hijitos, permaneced en Él,° para que cuando sea manifestado, tengamos confianza y no nos apartemos de Él avergonzados en su venida.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y ahora, hijitos, permaneced en él, para que, cuando se manifieste, tengamos plena confianza y en su parusía no nos veamos avergonzados, lejos de él. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y ahora, hijitos, permaneced en Él; para que cuando Él apareciere, tengamos confianza, y no seamos avergonzados delante de Él en su venida. |
En ese momento su pueblo dirá: “¡Mira! Este es nuestro Dios; hemos confiado en él y nos ha salvado. Este es el Señor que buscábamos. Ahora podemos alegrarnos y celebrar la salvación que nos trae”.
Pero Israel será salvado por el Señor con una salvación que dura para siempre. No se avergonzará ni caerá en desgracia por toda la eternidad.
¿Quién podrá sobrevivir en el día de su venida? ¿Quién puede permanecer en pie delante de él cuando aparezca? Porque él será como un horno ardiente que refina el metal, o como el jabón fuerte que limpia las manchas.
¡Miren! Yo enviaré a Elías el profeta antes de que llegue el día del Señor, ese día grande y terrible.
Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, junto con sus ángeles. Entonces le dará a cada uno lo que merece conforme a lo que haya hecho.
Les digo la verdad: hay algunos aquí que no morirán antes de que vean al Hijo del hombre venir en su reino”.
Si ustedes sienten vergüenza de reconocerme a mí y lo que yo digo entre este pueblo infiel y pecaminoso, entonces el Hijo del hombre se avergonzará de ustedes cuando venga con la gloria de su Padre, con los santos ángeles”.
tal como lo predijo la Escritura: “Miren, en Sión pongo una piedra de tropiezo, una roca que ofenderá a la gente. Pero los que confían en él, no serán frustrados”.
a fin de que no pierdan ningún don espiritual mientras esperan la venida de nuestro Señor Jesucristo.
Pero cada uno a su tiempo: Cristo como las primicias, y luego los que pertenecen a Cristo, cuando él venga.
Por él y nuestra fe en él podemos acercarnos a Dios con total confianza y libertad.
Cuando Cristo, —su vida—sea revelado, entonces ustedes también participarán de su gloria visible.
Pues lo que nos da esperanza, lo que nos da felicidad, lo que nos hace sentir realmente orgullosos al estar en presencia de nuestro Señor Jesucristo cuando regrese, es tenerlos a ustedes allí también.
Y que así el Señor pueda fortalecerlos para que puedan estar firmes y con pensamientos santos y sin mancha ante nuestro Dios y Padre en la venida de nuestro Señor Jesús, con todos sus santos.
Que el mismo Dios de paz los santifique por completo, y que todo su ser—cuerpo, mente y espíritu—permanezca irreprochable para el regreso de nuestro Señor Jesucristo.
es que sigas fielmente lo que se te ha enseñado para que estés libre de toda crítica hasta que aparezca nuestro Señor Jesucristo.
Ahora tengo un premio reservado, la corona de la vida, conforme a lo que es justo. El Señor, (que es el juez que siempre hace justicia), me dará ese premio ese Día. Y no solo a mí, sino a todos los que anhelan su venida.
mientras aguardamos la maravillosa esperanza de la aparición gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.
del mismo modo ocurre con Cristo. Pues al haber sido sacrificado una sola vez para quitar los pecados de muchos, vendrá otra vez, no para hacerse cargo del pecado, sino para salvar a quienes lo esperan.
Estas demuestran que su fe en Dios es genuina—aunque también puede ser destruida—y esa fe es más valiosa que el oro. De este modo, su fe en Dios será reconocida y ustedes recibirán alabanza, gloria y honra cuando Cristo aparezca.
Cuando aparezca el Pastor supremo, ustedes recibirán una corona de gloria, que nunca se dañará.
Queridos hijos míos, les escribo esto para que no pequen. Pero si alguno peca, tenemos a alguien que nos defiende ante el Padre, a Jesucristo, que es verdaderamente justo.
Amigos míos, ya somos hijos de Dios, pero lo que llegaremos a ser no se ha revelado todavía. Pero sabemos que cuando él aparezca seremos como él, porque lo veremos como él es realmente.
Así que, queridos amigos, si tenemos la tranquilidad de que no estamos en el error, podemos tener confianza ante Dios.
Es así como el amor se completa en nosotros, para que podamos estar seguros en el día del juicio: por el hecho de que vivimos como él en este mundo.
Podemos estar seguros de que él nos escuchará siempre y cuando pidamos conforme a su voluntad.
Miren que viene rodeado de nubes, y todos lo verán, incluso quienes lo mataron. Todos los pueblos de la tierra se lamentarán por él. ¡Que así sea! Amén.