Luego Jesús le dijo: – ¡Oh mujer! Grande es tu fe, que el deseo de tu corazón se haga realidad. Y su hija fue sanada en ese momento.
Juan 2:4 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia Y Jesús le respondió: – ¿Qué tiene que ver eso conmigo y contigo, mujer?, todavía no ha llegado mi hora. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora. Biblia Nueva Traducción Viviente —Apreciada mujer, ese no es nuestro problema —respondió Jesús—. Todavía no ha llegado mi momento. Biblia Católica (Latinoamericana) Jesús le respondió: 'Mujer, ¿por qué te metes en mis asuntos? Aún no ha llegado mi hora. La Biblia Textual 3a Edicion Jesús le dice: Mujer, ¿y a ti y a mí qué?° Aún no ha llegado mi hora. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pero Jesús le responde: '¿Qué nos va a mí y a ti, mujer? Todavía no ha llegado mi hora'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Jesús le dijo: ¿Qué tengo yo contigo, mujer? Aún no ha venido mi hora. |
Luego Jesús le dijo: – ¡Oh mujer! Grande es tu fe, que el deseo de tu corazón se haga realidad. Y su hija fue sanada en ese momento.
Y los dos endemoniados le gritaron: – ¡Hijo de Dios!, ¿qué tienes contra nosotros?, ¿acaso tú viniste a este lugar para atormentarnos antes de tiempo?
Jesús les contestó: – ¿Por qué me estaban buscando? ¿ustedes no saben que es necesario que yo me ocupe con las cosas de mi Padre?
Y Jesús les respondió: – Ha llegado la hora para que sea glorificado el Hijo del Hombre a través de su muerte y resurrección.
Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que la hora para regresar al Padre había llegado, y habiendo amado sacrificialmente a su gente, a los que estaban con Él en este mundo, los amó extremadamente.
y los ángeles le dijeron: – ¡Mujer!, ¿por qué lloras? Ella respondió: – Porque se llevaron el cuerpo de mi Señor, y no sé dónde lo colocaron.
Le dijo Jesús: – ¡Mujer!, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella pensó que él era el que cuidaba el huerto, y le dijo: – ¡Señor!, si tú te lo llevaste, dime dónde lo pusiste, para llevármelo.
Entonces intentaron arrestarlo, pero nadie puso su mano sobre Él, pues aún no había llegado su hora.
Entonces, Jesús les respondió: – No me presionen, mi tiempo aún no ha llegado, no me impongan su tiempo.
Ustedes vayan a Jerusalén para que celebren la fiesta; yo no subo todavía porque mi tiempo no ha llegado.
Estas enseñanzas las dio en el lugar donde se recogen las ofrendas del templo; y nadie intentó arrestarlo, pues aún no había llegado su hora.
Así que de ahora en adelante no consideramos a nadie según criterios meramente humanos. Aunque antes conocimos a Cristo de esta manera, ya no lo conocemos así.