»El que los escucha a ustedes me escucha a mí. El que los rechaza a ustedes me rechaza a mí. Y el que me rechaza a mí rechaza al que me envió».
Hechos 5:4 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) ¿Acaso no era tuyo antes de venderlo? Y, una vez vendido, ¿no estaba el dinero en tu poder? ¿Cómo se te ocurrió hacer esto? ¡No nos has mentido a nosotros, sino a Dios! Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios. Biblia Nueva Traducción Viviente La decisión de vender o no la propiedad fue tuya. Y, después de venderla, el dinero también era tuyo para regalarlo o no. ¿Cómo pudiste hacer algo así? ¡No nos mentiste a nosotros sino a Dios!». Biblia Católica (Latinoamericana) Podías guardar tu propiedad y, si la vendías, podías también quedarte con todo. ¿Por qué has hecho eso? No has mentido a los hombres, sino a Dios. La Biblia Textual 3a Edicion Reteniéndola, ¿acaso no quedaba siendo tuya? Y una vez vendida, ¿no estaba a tu disposición? ¿Por qué pusiste este asunto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios. Biblia Serafín de Ausejo 1975 ¿No eras dueño para quedarte con él, y no podías disponer plenamente de él aun después de vendido? ¿Por qué te decidiste a hacer lo que has hecho? No has defraudado a los hombres, sino a Dios'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios. |
»El que los escucha a ustedes me escucha a mí. El que los rechaza a ustedes me rechaza a mí. Y el que me rechaza a mí rechaza al que me envió».
―Ananías —le reclamó Pedro—, ¿cómo es posible que Satanás haya llenado tu corazón para que le mintieras al Espíritu Santo y te quedaras con parte del dinero que recibiste por el terreno?
―¿Por qué se pusieron de acuerdo para poner a prueba al Espíritu del Señor? —le dijo Pedro—. ¡Mira! Los que enterraron a tu esposo acaban de regresar y ahora te llevarán a ti.
Pero lo que comemos no nos acerca a Dios. No somos mejores por comer ni peores por no comer.
Por tanto, el que rechaza estas instrucciones no rechaza a un hombre, sino a Dios, quien les da a ustedes su Espíritu Santo.
Sin embargo, no he querido hacer nada sin tu aprobación, para que tu favor no sea por obligación, sino voluntario.
Estos malos deseos son los que nos llevan a pecar. Y el pecado, una vez que domina toda nuestra vida, da como resultado la muerte eterna.