Muy de mañana, los jefes de los sacerdotes, con los líderes judíos, los maestros de la Ley y el tribunal en pleno, llegaron a una decisión. Ataron a Jesús, se lo llevaron y se lo entregaron a Pilato.
Hechos 4:5 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) Al día siguiente se reunieron en Jerusalén los gobernantes, los líderes y los maestros de la Ley. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Aconteció al día siguiente, que se reunieron en Jerusalén los gobernantes, los ancianos y los escribas, Biblia Nueva Traducción Viviente Al día siguiente, el Concilio —integrado por todos los gobernantes, ancianos y maestros de la ley religiosa— se reunió en Jerusalén. Biblia Católica (Latinoamericana) Al día siguiente, los jefes de los saduceos se reunieron con los ancianos y los maestros de la Ley de Jerusalén. La Biblia Textual 3a Edicion Al día siguiente, aconteció que se reunieron en Jerusalem sus gobernantes, y los ancianos, y los escribas; Biblia Serafín de Ausejo 1975 A la mañana siguiente se reunieron en Jerusalén sus jefes, los ancianos y los escribas, Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y aconteció que al día siguiente, los príncipes de ellos, y los ancianos y los escribas; |
Muy de mañana, los jefes de los sacerdotes, con los líderes judíos, los maestros de la Ley y el tribunal en pleno, llegaron a una decisión. Ataron a Jesús, se lo llevaron y se lo entregaron a Pilato.
Un día, Jesús enseñaba al pueblo en el Templo. Mientras les predicaba la buena noticia, se le acercaron los jefes de los sacerdotes y los maestros de la Ley, junto con los líderes judíos.
Al amanecer, se reunieron los líderes del pueblo. Estaban tanto los jefes de los sacerdotes como los maestros de la Ley. Ellos llevaron a Jesús ante el tribunal.
Pilato entonces reunió a los jefes de los sacerdotes, a los gobernantes y al pueblo
Los jefes de los sacerdotes y nuestros gobernantes lo entregaron para ser condenado a muerte, y lo crucificaron.
Pedro, lleno del Espíritu Santo, les respondió: ―Gobernantes del pueblo y líderes:
Pero estaba allí un fariseo llamado Gamaliel, que era un maestro de la Ley muy respetado por todo el pueblo. Él se puso de pie en el tribunal y mandó que hicieran salir por un momento a los apóstoles.
Alborotaron al pueblo, a los líderes y a los maestros de la Ley. Apresaron a Esteban y lo llevaron ante el tribunal.