»Yo los bautizo a ustedes con agua en señal de arrepentimiento. Pero el que viene después de mí es más poderoso que yo, y ni siquiera merezco llevarle las sandalias. Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego.
Hechos 12:8 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) Le dijo además el ángel: «Vístete y cálzate las sandalias». Así lo hizo, y el ángel añadió: «Échate la capa encima y sígueme». Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Le dijo el ángel: Cíñete, y átate las sandalias. Y lo hizo así. Y le dijo: Envuélvete en tu manto, y sígueme. Biblia Nueva Traducción Viviente Después, el ángel le dijo: «Vístete y ponte tus sandalias». Pedro lo hizo, y el ángel le ordenó: «Ahora ponte tu abrigo y sígueme». Biblia Católica (Latinoamericana) El ángel le dijo en seguida: 'Ponte el cinturón y las sandalias. Así lo hizo, y el ángel agregó: 'Ponte el manto y sígueme. La Biblia Textual 3a Edicion El ángel le dijo: Cíñete y átate las sandalias. Así lo hizo. Y le dice: Ponte el manto y sígueme. Biblia Serafín de Ausejo 1975 El ángel le dijo: 'Ponte el cinturón y átate las sandalias'. Él lo hizo así. Añadió el ángel: 'Cúbrete con el manto y sígueme'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y el ángel le dijo: Cíñete, y átate tus sandalias. Y lo hizo así. Y le dijo: Envuélvete en tu manto, y sígueme. |
»Yo los bautizo a ustedes con agua en señal de arrepentimiento. Pero el que viene después de mí es más poderoso que yo, y ni siquiera merezco llevarle las sandalias. Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego.
Dichosos los siervos a quienes su señor encuentre pendientes de su llegada. Créanme que el señor se ajustará la ropa, hará que los siervos se sienten a la mesa, y él mismo se pondrá a servirles.
De repente apareció un ángel del Señor y una luz resplandeció en la celda. Despertó a Pedro con unas palmadas en el costado y le dijo: «¡Date prisa, levántate!». Las cadenas cayeron de las manos de Pedro.
Pedro salió detrás de él, pero no sabía si realmente estaba ocurriendo lo que el ángel hacía. Le parecía que se trataba de una visión.
Un ángel del Señor le dijo a Felipe: «Ponte en marcha hacia el sur, por el camino del desierto que baja de Jerusalén a Gaza».