Atravesaron la región de Frigia y Galacia, ya que el Espíritu Santo les había impedido que predicaran la palabra en la provincia de Asia.
2 Timoteo 1:15 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) Ya sabes que todos los de la provincia de Asia me han abandonado, incluso Figelo y Hermógenes. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Ya sabes esto, que me abandonaron todos los que están en Asia, de los cuales son Figelo y Hermógenes. Biblia Nueva Traducción Viviente Como tú sabes, todos los de la provincia de Asia me abandonaron, incluso Figelo y Hermógenes. Biblia Católica (Latinoamericana) Ya sabes que todos los de Asia me han abandonado, entre ellos Figelo y Hermógenes. La Biblia Textual 3a Edicion Ya sabes que todos los que están en Asia se alejaron de mí, entre los cuales están Figelo y Hermógenes. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Ya sabes que todos los de Asia me han abandonado, entre ellos Figelo y Hermógenes. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Ya sabes esto, que me han dado la espalda todos los que están en Asia, de los cuales son Figelo y Hermógenes. |
Atravesaron la región de Frigia y Galacia, ya que el Espíritu Santo les había impedido que predicaran la palabra en la provincia de Asia.
Así lo hizo durante dos años, de modo que todos los judíos y los griegos que vivían en la provincia de Asia llegaron a escuchar el mensaje del Señor.
Ahora bien, existe el peligro de que se hable mal de nuestro oficio. Pero también, de que el templo de la gran diosa Artemisa pierda su fama. A esta diosa la adoran en toda la provincia de Asia y el mundo entero. Así que también existe el riesgo de que ella misma pierda su gran gloria.
Incluso algunas autoridades de la provincia, que eran amigos de Pablo, le enviaron un mensaje. Le rogaban que no se arriesgara a entrar en el teatro.
Estamos aquí partos, medos, y elamitas. También hay habitantes de Mesopotamia, de Judea, de Capadocia, del Ponto y de la provincia de Asia.
Pablo había decidido no parar en Éfeso para no demorarse en la provincia de Asia. Tenía prisa por llegar a Jerusalén para el día de Pentecostés, si fuera posible.
Las iglesias de la provincia de Asia les mandan saludos. Aquila y Priscila, junto con la iglesia que se reúne en la casa de ellos, los saludan cordialmente en el nombre del Señor.
En mi primera defensa ante las autoridades de Roma, nadie me respaldó, sino que todos me abandonaron. Espero que Dios no los castigue por eso.