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Juan 8:11 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

—Nadie, Señor. Jesús dijo: —Tampoco yo te condeno. Ahora vete, y no vuelvas a pecar.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

—Ni uno, Señor —dijo ella. —Yo tampoco —le dijo Jesús—. Vete y no peques más. ----------

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Ella contestó: 'Ninguno, señor. Y Jesús le dijo: 'Tampoco yo te condeno. Vete y en adelante no vuelvas a pecar.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Ella respondió: 'Nadie, Señor'. Díjole Jesús: 'Pues tampoco yo te condeno; vete, y desde ahora en adelante no peques más'.]

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.

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Otras versiones



Juan 8:11
27 Referencias Cruzadas  

»Supongamos que le dijeras: “Soy culpable; no volveré a ofenderte.


Quien encubre su pecado jamás prospera; quien lo confiesa y lo deja, alcanza la misericordia.


Busquen al Señor mientras se deje encontrar, llámenlo mientras esté cercano.


¡Les digo que no! De la misma manera, todos ustedes perecerán a menos que se arrepientan.


¡Les digo que no! De la misma manera, todos ustedes perecerán a menos que se arrepientan».


Les digo que así mismo se alegran los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.


Pero teníamos que hacer fiesta y alegrarnos, porque este hermano tuyo estaba muerto, pero ahora ha vuelto a la vida; se había perdido, pero ya lo hemos encontrado”».


Les digo que así es también en el cielo: habrá más alegría por un solo pecador que se arrepienta que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentirse.


No he venido a llamar a justos, sino a pecadores para que se arrepientan.


Luego siguieron la jornada a otra aldea.


—Mi reino no es de este mundo —contestó Jesús—. Si lo fuera, mis propios guardias pelearían para impedir que los judíos me arrestaran. Pero mi reino no es de este mundo.


Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.


Después de esto Jesús lo encontró en el Templo y le dijo: —Mira, ya has quedado sano. No vuelvas a pecar, no sea que te ocurra algo peor.


Ustedes juzgan según criterios humanos; yo, en cambio, no juzgo a nadie.


¿No ves que desprecias las riquezas de la bondad de Dios, de su tolerancia y de su paciencia, al no reconocer que su bondad quiere llevarte al arrepentimiento?


¿Acaso me toca a mí juzgar a los de afuera? ¿No son ustedes los que deben juzgar a los de adentro?


Nombrarás jueces y oficiales que juzguen con justicia al pueblo en cada una de las ciudades que el Señor tu Dios entregará a tus tribus.


y te presentarás ante los sacerdotes levitas y ante el juez en funciones. Los consultarás y ellos te darán el veredicto.


Tengan presente que la paciencia de nuestro Señor significa salvación, tal como les escribió también nuestro querido hermano Pablo, con la sabiduría que Dios le dio.