Naciones, ¡acérquense a escuchar! Pueblos, ¡presten atención! ¡Que lo oiga la tierra y todo lo que hay en ella; el mundo y todo lo que él produce!
Jeremías 4:16 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022 «Adviertan a las naciones, proclámenlo contra Jerusalén: “De lejanas tierras vienen sitiadores lanzando gritos de guerra contra las ciudades de Judá”. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Decid a las naciones: He aquí, haced oír sobre Jerusalén: Guardas vienen de tierra lejana, y lanzarán su voz contra las ciudades de Judá. Biblia Nueva Traducción Viviente «Adviertan a las naciones vecinas y anuncien esto a Jerusalén: “El enemigo viene desde una tierra lejana, dando gritos de guerra contra las ciudades de Judá. Biblia Católica (Latinoamericana) Que todos sepan, en Judá y en Jerusalén, que los enemigos ya están aquí. Vienen de un lejano país y gritan contra las ciudades de Judá, La Biblia Textual 3a Edicion Anunciad a las naciones: Ved, anunciad a Jerusalem: ¡Vienen sitiadores de tierras lejanas, Y hacen resonar su voz contra las ciudades de Judá! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Avisad a las naciones: '¡Aquí está!'. Proclamad en Jerusalén: 'Centinelas llegan de un país lejano y dan voces contra las ciudades de Judá'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Decid a las naciones; he aquí, haced oír sobre Jerusalén: Guardas vienen de tierra lejana, y darán su voz contra las ciudades de Judá. |
Naciones, ¡acérquense a escuchar! Pueblos, ¡presten atención! ¡Que lo oiga la tierra y todo lo que hay en ella; el mundo y todo lo que él produce!
Entonces el profeta Isaías fue a ver al rey Ezequías y le preguntó: —¿Qué dijeron esos hombres? ¿De dónde vinieron? —Vinieron de Babilonia, un país lejano —respondió Ezequías.
Yo estoy por convocar a todas las tribus de los reinos del norte», afirma el Señor. «Vendrán y cada uno pondrá su trono a la entrada misma de Jerusalén; vendrán contra todos los muros que la rodean y contra todas las ciudades de Judá.
«En esta tierra morirán grandes y pequeños; nadie llorará por ellos ni los sepultará; nadie se hará heridas en el cuerpo ni se rapará la cabeza por ellos.
Los leones rugieron contra él, lanzaron fuertes gruñidos. Dejaron desolado su país, sus ciudades fueron incendiadas y ya nadie las habita.
»Naciones, escuchen la palabra del Señor, y anuncien en las costas más lejanas: “El que dispersó a Israel, lo reunirá; lo cuidará como un pastor a su rebaño”.
En el mes décimo del año noveno del reinado de Sedequías en Judá, el rey Nabucodonosor de Babilonia y todo su ejército marcharon contra Jerusalén y la sitiaron.
La rodean como quien cuida un campo, porque ella se rebeló contra mí», afirma el Señor.
Pueblo de Israel, voy a traer contra ustedes una nación lejana, una nación fuerte y antigua, una nación cuyo idioma no conocen, cuyo lenguaje no entienden», afirma el Señor.
Por eso los herirá el león de la selva y los despedazará el lobo del desierto; frente a sus ciudades está el leopardo al acecho y todo el que salga de ellas será despedazado, pues son muchas sus rebeliones y numerosas sus infidelidades.
«¡Anuncien y proclamen entre las naciones! ¡Proclámenlo, levanten un estandarte! No oculten nada, sino digan: “¡Babilonia será conquistada! ¡Bel quedará en vergüenza! ¡Marduc quedará aterrado! ¡Sus imágenes quedan humilladas y sus ídolos, aterrados!”.
Escucha, tierra: Traigo sobre este pueblo una desgracia, fruto de sus maquinaciones, porque no prestaron atención a mis palabras, sino que rechazaron mi Ley.
Así dice el Señor: «¡Miren! Del norte viene un ejército; una gran nación se moviliza desde los confines de la tierra.
Empuñan el arco y la lanza; son crueles y no tienen compasión. Lanzan gritos como bramidos del mar y cabalgan sobre sus corceles. ¡Vienen contra ti, hija de Sión, alineados para la batalla como un solo hombre!».
El clamor de mi pueblo se levanta y viene de una tierra lejana: «¿Acaso no está el Señor en Sión? ¿No está allí su Rey?». «¿Por qué me provocan con sus ídolos, con sus dioses inútiles y extraños?».
Con su mano derecha ha marcado el destino de Jerusalén: prepara arietes para derribar las puertas, levanta rampas y edifica torres de asalto; alza la voz en grito de batalla y da la orden para la matanza.