Tú mismo afirmaste que me harías prosperar y que mis descendientes serían tan numerosos como la arena del mar, que no se puede contar».
2 Samuel 7:25 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022 »Y ahora, Señor y Dios, reafirma para siempre la promesa que has hecho a tu siervo y a su casa. Cumple tu palabra Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Ahora pues, Jehová Dios, confirma para siempre la palabra que has hablado sobre tu siervo y sobre su casa, y haz conforme a lo que has dicho. Biblia Nueva Traducción Viviente »Y ahora, oh Señor Dios, yo soy tu siervo; haz lo que prometiste respecto a mí y a mi familia. Confírmalo como una promesa que durará para siempre. Biblia Católica (Latinoamericana) Ahora pues, Señor Yavé, haz que sea siempre cierta la palabra que acabas de pronunciar respecto a tu servidor y a su familia; haz lo que dijiste. La Biblia Textual 3a Edicion Ahora pues, YHVH ’Elohim, confirma para siempre la palabra que has hablado acerca de tu siervo y de su casa, y haz como Tú has dicho. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Ahora, pues, Yahveh Dios, mantén por siempre la palabra que has empeñado en favor de tu siervo y de su casa, y haz conforme a lo que has hablado. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Ahora pues, Jehová Dios, confirma para siempre la palabra que has hablado sobre tu siervo y sobre su casa, y haz conforme a lo que has dicho. |
Tú mismo afirmaste que me harías prosperar y que mis descendientes serían tan numerosos como la arena del mar, que no se puede contar».
Estableciste a Israel para que fuera tu pueblo para siempre y para que tú, Señor, fueras su Dios.
para que tu nombre sea siempre exaltado y para que todos digan: “¡El Señor de los Ejércitos es Dios de Israel!”. Entonces la casa de tu siervo David quedará establecida en tu presencia.
y el Señor cumplirá esta promesa que me hizo: “Si tus descendientes cuidan su conducta y me son fieles con toda el alma y de todo corazón, nunca faltará un sucesor tuyo en el trono de Israel”.
Dios de Israel, ¡confirma ahora la promesa que hiciste a mi padre David, tu siervo!
Señor, Dios de Israel, ¡confirma ahora la promesa que hiciste a tu siervo David!
Acuérdate de la palabra que diste a este siervo tuyo, palabra con la que me infundiste esperanza.
»Así dice el Señor y Dios: Una vez más cederé a la súplica del pueblo de Israel y haré esto por ellos: haré que su pueblo sea tan numeroso como un rebaño.
—Bien, haz lo que te parezca mejor —respondió su esposo Elcaná—. Quédate hasta que lo destetes, con tal de que el Señor cumpla su palabra. Así pues, Ana se quedó en su casa y crio a su hijo hasta que lo destetó.