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2 Samuel 20:16 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

una astuta mujer de la ciudad gritó: —¡Escúchenme! ¡Escúchenme! Díganle a Joab que venga acá para que yo pueda hablar con él.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Entonces una mujer sabia dio voces en la ciudad, diciendo: Oíd, oíd; os ruego que digáis a Joab que venga acá, para que yo hable con él.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Pero una mujer sabia de la ciudad llamó a Joab y le dijo: —Escúcheme, Joab. Venga aquí para que pueda hablar con usted.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

una mujer criteriosa que estaba en la ciudad exclamó: '¡Oigan, oigan! Digan a Joab que se acerque hasta acá, porque quiero hablarle'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Entonces una mujer sabia dio voces desde la ciudad, diciendo: ¡Oíd! ¡Oíd! Os ruego que digáis a Joab: ¡Acércate para que yo hable contigo!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Gritó entonces desde la ciudad una mujer juiciosa: '¡Escuchad! ¡Escuchad! ¡Decidle a Joab que se acerque hasta aquí; que quiero hablarle!'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Entonces una mujer sabia dio voces en la ciudad, diciendo: Oíd, oíd; os ruego que digáis a Joab que venga acá, para que yo hable con él.

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Otras versiones



2 Samuel 20:16
7 Referencias Cruzadas  

Por eso mandó traer a una mujer muy astuta, la cual vivía en Tecoa, y dijo: —Quiero que te vistas de luto y que no te eches perfume, sino que finjas estar de duelo, como si llevaras mucho tiempo llorando la muerte de alguien.


Joab se le acercó. —¿Es usted Joab? —preguntó la mujer. —Así es. Entonces la mujer dijo: —Ponga atención a las palabras de su sierva. —Te escucho —respondió Joab.


Y fue tal la sabiduría con que la mujer habló con todo el pueblo, que le cortaron la cabeza a Sabá, hijo de Bicrí, y se la arrojaron a Joab. Entonces Joab hizo tocar la trompeta y todos los soldados se retiraron de la ciudad y regresaron a sus casas. Joab, por su parte, volvió a Jerusalén para ver al rey.


Cuando el comandante de la guardia real, que se llamaba Arioc, salió para ejecutar a los sabios babilonios, Daniel le habló con mucho tacto y sensatez.


Se llamaba Nabal y pertenecía a la familia de Caleb. Su esposa, Abigaíl, era una mujer bella e inteligente; Nabal, por el contrario, era insolente y de mala conducta.