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2 Samuel 12:8 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

Te di el palacio de tu amo y puse sus mujeres en tus brazos. También te permití gobernar a Israel y a Judá. Y por si esto hubiera sido poco, te habría dado mucho más.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

y te di la casa de tu señor, y las mujeres de tu señor en tu seno; además te di la casa de Israel y de Judá; y si esto fuera poco, te habría añadido mucho más.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Te di la casa de tu amo, sus esposas y los reinos de Israel y Judá. Y si eso no hubiera sido suficiente, te habría dado más, mucho más.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

te di la casa de tu señor y las mujeres de tu señor, te di la casa de Israel y la de Judá, y por si esto fuera poco, habría hecho mucho más por ti.

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La Biblia Textual 3a Edicion

y te he entregado la casa de tu señor, y he puesto las mujeres de tu señor en tu seno, y te he dado la casa de Israel y de Judá; y si esto fuera poco, te habría añadido mucho más.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Yo te entregué la casa de tu señor y puse en tus brazos las mujeres de tu amo, al mismo tiempo que te daba la casa de Israel y de Judá, y como si esto fuera poco, yo te habría añadido todavía otras cosas mayores.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

y te di la casa de tu señor, y las esposas de tu señor en tu seno; además te di la casa de Israel y de Judá; y si esto fuera poco, yo te habría añadido tales y tales cosas.

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Otras versiones



2 Samuel 12:8
11 Referencias Cruzadas  

»Pues bien, así dice el Señor: “Yo haré que el desastre que mereces surja de tu propia familia, y ante tus propios ojos tomaré a tus mujeres y se las daré a otro, el cual se acostará con ellas en pleno día.


El rico tenía muchísimas ovejas y vacas;


Entonces los habitantes de Judá fueron a Hebrón y allí ungieron a David como rey de su tribu. Además, le comunicaron que los habitantes de Jabés de Galaad habían sepultado a Saúl.


Durante siete años y seis meses fue rey de Judá en Hebrón; luego reinó en Jerusalén sobre todo Israel y Judá durante treinta y tres años.


Como si esto fuera poco, oh Señor y Dios, has hecho promesas a este tu siervo en cuanto al futuro de su casa. ¡Tal es tu plan para con los hombres, mi Señor y Dios!


—No temas, pues en memoria de tu padre Jonatán he decidido beneficiarte. Voy a devolverte todas las tierras que pertenecían a tu abuelo Saúl y de ahora en adelante te sentarás a mi mesa.


—Pero ¿cómo puedes pedirme semejante cosa? —respondió el rey a su madre—. Es mi hermano mayor, y cuenta con el apoyo del sacerdote Abiatar y de Joab, hijo de Sarvia. ¡Realmente me estás pidiendo que le ceda el trono!


El Señor es sol y escudo; Dios nos concede honor y gloria. El Señor no niega sus bondades a los que se conducen con integridad.


Pero tú, Señor, eres Dios compasivo y misericordioso, lento para la ira y grande en amor y fidelidad.


El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas?


¿Por qué, entonces, no obedeciste al Señor? ¿Por qué echaste mano del botín e hiciste lo malo ante los ojos del Señor?