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1 Corintios 3:6 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

Yo sembré, Apolos regó, pero Dios ha dado el crecimiento.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Yo planté la semilla en sus corazones, y Apolos la regó, pero fue Dios quien la hizo crecer.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Yo planté, Apolo regó, pero el que hizo crecer fue Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Yo planté,° Apolos regó,° pero el crecimiento lo da Dios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Yo planté, Apolo regó; pero el crecimiento lo produjo Dios.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios.

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Otras versiones



1 Corintios 3:6
29 Referencias Cruzadas  

Si el Señor no edifica la casa, en vano se esfuerzan los albañiles. Si el Señor no cuida la ciudad, en vano hacen guardia los vigilantes.


Una cosa ha dicho Dios y dos veces lo he escuchado: Que tú, oh Dios, eres poderoso;


Una quimera es la gente de humilde cuna, y una mentira la gente de alta alcurnia; si se les pusiera juntos en la balanza, pesarían menos que un soplo.


El que es generoso prospera; el que reanima a otros será reanimado.


Porque, así como la tierra hace que broten los retoños y el huerto hace que germinen las semillas, así el Señor y Dios hará que broten la justicia y la alabanza ante todas las naciones.


Al oír esto, se apaciguaron y alabaron a Dios diciendo: —¡Así que también a los no judíos ha concedido Dios el arrepentimiento para vida!


Cuando llegaron, reunieron a la iglesia e informaron de todo lo que Dios había hecho por medio de ellos y de cómo había abierto la puerta de la fe a los no judíos.


Una de ellas, que se llamaba Lidia, adoraba a Dios. Era de la ciudad de Tiatira y vendía telas de color púrpura. Mientras escuchaba, el Señor le abrió el corazón para que respondiera al mensaje de Pablo.


Por aquel entonces llegó a Éfeso un judío llamado Apolos, natural de Alejandría. Era un hombre ilustrado y poderoso en el uso de las Escrituras.


Mientras Apolos estaba en Corinto, Pablo recorrió las regiones del interior y llegó a Éfeso. Allí encontró a algunos discípulos.


Después de saludarlos, Pablo relató detalladamente lo que Dios había hecho entre los no judíos por medio de su ministerio.


No me atreveré a hablar de nada sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí para que los no judíos lleguen a obedecer a Dios. Lo he hecho con palabras y obras,


Me refiero a que unos dicen: «Yo sigo a Pablo»; otros afirman: «Yo, a Apolos»; otros: «Yo, a Cefas»; y otros: «Yo, a Cristo».


Pero gracias a él ustedes están unidos en Cristo Jesús, a quien Dios ha hecho nuestra sabiduría, justificación, santificación y redención;


ya sea Pablo, o Apolos, o Cefas, o el mundo, o la vida, o la muerte, o lo presente o el porvenir; todo es de ustedes,


Así que no cuenta ni el que siembra ni el que riega, sino solo Dios porque es quien hace crecer.


¿No soy libre? ¿No soy apóstol? ¿No he visto a Jesús nuestro Señor? ¿No son ustedes el fruto de mi trabajo en el Señor?


para que por fe Cristo habite en sus corazones. Y pido que, arraigados y cimentados en amor,


porque nuestro evangelio les llegó no solo con palabras, sino también con poder, es decir, con el Espíritu Santo y con profunda convicción. Como bien saben, estuvimos entre ustedes buscando su bien.