Te aseguro que hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto personalmente, pero vosotros no aceptáis nuestro testimonio.
Juan 3:12 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Si os he hablado de las cosas terrenales, y no creéis, ¿entonces cómo vais a creer si os hablo de las celestiales? Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales? Biblia Nueva Traducción Viviente Ahora bien, si no me creen cuando les hablo de cosas terrenales, ¿cómo creerán si les hablo de cosas celestiales? Biblia Católica (Latinoamericana) Si ustedes no creen cuando les hablo de cosas de la tierra, ¿cómo van a creer si les hablo de cosas del Cielo? La Biblia Textual 3a Edicion Si os he dicho cosas terrenales y no creéis, ¿cómo creeréis si os digo las celestiales? Biblia Serafín de Ausejo 1975 Si no creéis cuando os hablo de las cosas de la tierra, ¿cómo vais a creer cuando os hablo de las cosas del cielo? Biblia Reina Valera Gómez (2023) Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales? |
Te aseguro que hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto personalmente, pero vosotros no aceptáis nuestro testimonio.
―De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios —dijo Jesús.
―Yo te aseguro que quien no nazca de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios —respondió Jesús—.
El viento sopla por donde quiere, y lo oyes silbar, aunque ignoras de dónde viene y a dónde va. Lo mismo pasa con todo el que nace del Espíritu.
No hay duda de que es grande el misterio de nuestra fe: Él se manifestó como hombre; fue vindicado por el Espíritu, visto por los ángeles, proclamado entre las naciones, creído en el mundo, recibido en la gloria.
Sobre este tema tenemos mucho que decir, aunque es difícil explicarlo, porque lo que os entra por un oído os sale por el otro.
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo para que fuera ofrecido como sacrificio por el perdón de nuestros pecados.