Me harás saber la senda de la vida; plenitud de alegrías hay con tu rostro; deleites en tu diestra para siempre.
Apocalipsis 22:3 - Biblia Spanish Sagradas Escrituras Y toda cosa maldita no será más; sino el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, Biblia Nueva Traducción Viviente Ya no habrá más maldición sobre ninguna cosa, porque allí estará el trono de Dios y del Cordero, y sus siervos lo adorarán. Biblia Católica (Latinoamericana) No habrá ya maldición alguna; el trono de Dios y del Cordero estará en la ciudad, y sus servidores le rendirán culto. La Biblia Textual 3a Edicion Y ya no habrá más maldición,° sino que el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Ya no habrá anatema contra nadie, se asentará en ella el trono de Dios y del Cordero. Sus siervos le darán culto, Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán; |
Me harás saber la senda de la vida; plenitud de alegrías hay con tu rostro; deleites en tu diestra para siempre.
Yo en justicia veré tu rostro; seré saciado cuando despertaré a tu semejanza.
Regocíjate y canta, oh Moradora de Sion; porque grande es en medio de ti el Santo de Israel.
Cierto, tornarán los redimidos del SEÑOR; volverán en Sion cantando, y gozo perpetuo será sobre su cabeza; poseerán gozo, y alegría; y el dolor, y el gemido huirán.
Y estará en ellos mi Tabernáculo, y seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.
En derredor tendrá dieciocho mil cañas . Y el nombre de la ciudad desde aquel día será EL SEÑOR ESTA AQUI.
Y morarán en ella, y nunca más será anatema, sino que será Jerusalén habitada confiadamente.
Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.
Entonces dirá también a los que estarán a la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y para sus ángeles;
El que me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Al que me sirviere, mi Padre le honrará.
Si Dios es clarificado en él, Dios también le clarificará en sí mismo, y luego le clarificará.
Y si me fuere, y os aparejare el lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.
Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, ellos estén también conmigo; para que vean mi claridad que me has dado; por cuanto me has amado desde antes de la constitución del mundo.
Maldito el que no confirmare las palabras de esta ley para cumplirlas. Y dirá todo el pueblo: Amén.
y clamaban a alta voz, diciendo: Salvación al que está sentado sobre el trono de nuestro Dios, y al Cordero.
Después de estas cosas miré, y he aquí una gran compañía, la cual ninguno podía contar, de todas naciones y linajes y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de luengas ropas blancas, y palmas en sus manos;