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Apocalipsis 1:10 - Biblia Spanish Sagradas Escrituras

Yo fui en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta,

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Biblia Reina Valera 1960

Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Era el día del Señor, y yo estaba adorando en el Espíritu. De repente, oí detrás de mí una fuerte voz, como un toque de trompeta,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Se apoderó de mí el Espíritu el día del Señor y oí a mis espaldas una voz que sonaba como trompeta:

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y estando en espíritu° en el día dominical,° oí detrás de mí una gran° voz, como de trompeta,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Fui arrebatado en espíritu, el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz, como de trompeta,

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Yo fui en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz, como de trompeta,

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Otras versiones



Apocalipsis 1:10
13 Referencias Cruzadas  

y alzando sus ojos, vio a Israel alojado por sus tribus; y el Espíritu de Dios vino sobre él.


El les dice: ¿Pues cómo David en Espíritu lo llama Señor, diciendo:


Y como fue tarde aquel día, el primero de los sábados, y estando las puertas cerradas donde los discípulos estaban juntos por miedo de los judíos, vino Jesús, y se puso en medio, y les dijo: Paz tengáis.


Y ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Vino Jesús, las puertas cerradas, y se puso en medio, y dijo: Paz tengáis.


Y el primero de los sábados, juntos los discípulos a partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de partir al día siguiente; y continuó la palabra hasta la medianoche.


Por tanto os hago saber, que nadie que hable por el Espíritu de Dios, llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo.


Cada primer sábado, cada uno de vosotros aparte en su casa, guardando lo que por la bondad de Dios pudiere; para que cuando yo llegare, no se hagan entonces colectas.


Y me llevó en el espíritu al desierto; y vi una mujer sentada sobre una bestia de color de grana, que estaba llena de nombres de blasfemia y que tenía siete cabezas y diez cuernos.


Y me llevó en el espíritu a un gran y alto monte, y me mostró la gran Ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo de con Dios,