Gabe Poirot jamás olvidará la experiencia sobrenatural que vivió tras sufrir un grave accidente de skate y permanecer en coma en Estados Unidos. Mientras conducía a casi 40 kilómetros por hora con su amigo John Michael, el skate de Gabe se trabó en la carretera y salió despedido, cayendo de cabeza sobre la acera sin casco.

“Él estaba inconsciente en el suelo, los ojos cerrados. Oramos por él: ‘Gabe, vas a vivir. No vas a morir’”, recordó John. Gabe relata que, en ese instante, fue llevado al cielo y presenció las oraciones de su amigo: “Testifiqué sus oraciones, y supe que no tenía miedo en medio de ese momento intenso. Cuando llegó la ambulancia, fui absorbido por un túnel de luz”.
El Dr. Forrest Moore, médico tratante, confirmó la gravedad del caso: “Gabe llegó ya en la máquina de respiración, con una lesión cerebral traumática considerable, incluyendo hemorragias subdurales, contusiones… No hay mucho que hacer más que asegurar el oxígeno y esperar que el cerebro se cure”.
En el hospital y en coma, Gabe vivió un encuentro con Jesús: “Fui aspirado a una ciudad de pura gloria, pura luz y puro amor. Cuanto más cerca llegaba del centro de la ciudad, Jesús me esperaba. Ver a Jesús cambió todo”, testificó el joven.
El accidente movilizó cadenas de oración en la región. Familia, amigos y cristianos de la zona organizaron cultos de intercesión ese mismo día para pedir por la vida de Gabe.
En su visión, Gabe asegura haber visto “todas las oraciones de los hijos y las hijas de Dios subiendo al cielo”, reunidas en “un tazón de oro y presentadas en la sala del trono. Dios se deleita en nuestras oraciones, llora y se alegra con nosotros al mismo tiempo. Es una imagen tan hermosa”, recordó Gabe.
Pese al pronóstico poco alentador—“Las posibilidades de salir indemne después de un coma inducido por lesión cerebral traumática son muy bajas”—Gabe permaneció en coma 18 días, hasta el día que su amiga Ginger lo visitó: “Gabe, conozco tu voz; sé que sabes que estoy aquí. Voy a orar para que despiertes”, le dijo.
Tras esa oración, Gabe despertó: “Al final de mi tiempo con Jesús, las oraciones formaban un puente en la tierra. En la visión, Jesús se unió a ellas. Vi las oraciones de personas como Ginger, de mis padres y amigos, y todas iban directo al corazón de Cristo. Por esas oraciones, fui enviado de regreso”.
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La recuperación de Gabe sorprendió al equipo médico; en pocos días fue dado de alta y no sufrió ninguna secuela neurológica. “Es nada menos que un milagro, por la gracia de Dios está aquí y completamente recuperado”, celebró el Dr. Forrest.
Su testimonio confirma como el poder de la oración a Dios transforma incluso los escenarios más desesperantes.
Unexpected Accident Leads to Actually Meeting Jesus!https://t.co/HNRffcSpWe
— The 700 Club (@700club) September 12, 2025