Pero viene el tiempo, y ahora es, en el que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque verdaderamente el Padre busca tales adoradores.
Así que, por medio de Él, ofrezcamos siempre sacrificios de alabanza a Dios, es decir, fruto de labios que glorifiquen su Nombre.
hablando entre ustedes con salmos, himnos y cánticos del espíritu, cantando al Señor con sus corazones,
y toda criatura que está en los cielos, en la Tierra, debajo de la tierra, en el mar, y todas las cosas que hay en ellos! Enseguida escuché al que está sentado en el trono que dijo: Al Cordero sea dada la bendición, el honor, la alabanza y el dominio por siempre y para siempre.
que decían en alta voz: ¡Digno es el Cordero inmolado de recibir el poder, las riquezass, la sabiduría, la fortaleza, el honor, la alabanza, la bendición
Tanto las multitudes que iban delante de Él como las que iban detrás, aclamaban diciendo: ¡Hosanna[38] al hijo de David! ¡BENDITO EL QUE VIENE EN EL NOMBRE DE YAHWEH! ¡Hosanna en las alturas!
y le preguntaron: ¿Escuchas lo que dicen estos? Jesús les contestó: Sí; ¿nunca leyeron ustedes: 'POR BOCA DE LOS NIÑOS Y DE LOS INFANTES PREPARASTE LA ALABANZA'?
Entonces Mariam dijo: ¡Mi alma magnifica a Yahweh, y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador!
Repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales alabando a Dios, y diciendo: ¡Gloria a Dios en las alturas, y sobre la Tierra paz y buena esperanza para los hombres!
y cuando se acercaron a la cuesta del Huerto de Los Olivos, la multitud entera de discípulos comenzó a regoicjarse, y alababan a Dios en alta voz por todos los portentos que habían visto, diciendo: ¡BENDITO EL REY QUE VIENE EN EL NOMBRE DE YAHWEH! ¡Paz en el Cielo y gloria en las alturas!
Pero viene el tiempo, y ahora es, en el que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque verdaderamente el Padre busca tales adoradores. Porque Dios es espíritu, y los que lo adoran, en espíritu y en verdad deben adorarlo.
Y cada día perseveraban unánimes en el templo, y en casa partían el pan y recibían el alimento con gran júbilo y con sencillez de corazón, y alababan a Dios, hallando favor ante todo el pueblo. Y nuestro Señor agregaba cada día a la Iglesia a los que iban siendo salvos.
Y a media noche, Pablo y Silas oraban y cantaban alabanzas a Dios, y los prisioneros los escuchaban, y repentinamente sobrevino un gran terremoto, y los cimientos de la prisión fueron sacudidos, y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron.
para que los gentiles glorificaran a Dios por la misericordia que les ha sobrevenido, como está escrito: 'TE ALABARÉ ENTRE LOS GENTILES, Y CANTARÉ A TU NOMBRE'.
Digo pues, hermanos míos, cuando se reúnan, el que de ustedes tenga salmo, el que tenga enseñanza, el que tenga revelación, el que tenga lenguas, el que tenga interpretación, manifiéstelo. Que todo se haga para edificación.
Bendito es Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, que nos consuela en todas nuestras aflicciones para que nosotros seamos capaces también de consolar a los que están en cualquier aflicción con el consuelo con el cual somos consolados por Dios,
para que sea alabada la gloria de su gracia, la cual Él nos ha impartido abundantemente por medio de su Amado,
para que nosotros, que fuimos los primeros en confiar en el Cristo, seamos para la honra de su gloria,
y no se embriaguen con vino, porque en esto hay desenfreno, sino sean llenos del espíritu, hablando entre ustedes con salmos, himnos y cánticos del espíritu, cantando al Señor con sus corazones, dando gracias a Dios Padre en todo tiempo a favor de todos los hombres, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
llenos de los frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.
Así que, hermanos míos, en lo que es verdadero, lo que es sobrio, lo que es justo, lo que es puro, lo que es amable, lo que es excelente, y en las acciones honrosas y dignas de alabanza, en esto piensen,
Den gracias a Dios Padre, que nos hizo dignos de participar de la herencia de los santos en luz,
Que si palabra habite abundantemente en ustedes en toda sabiduría, enseñándose y amonestándose entre ustedes con salmos, con cánticos e himnos del espíritu, cantando con gracia a Dios con sus corazones. Y todo lo que hagan, sea de palabra o de hecho, háganlo en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, dando gracias a Dios Padre por medio de Él.
Estén siempre gozosos. Oren sin desistir. Den gracias en todo, porque ésta es la voluntad de Dios para ustedes en Jesucristo.
Por tanto, al Rey de las edades, a Aquel que es incorruptible e invisible, al único Dios, sean honra y la gloria eternamente y para siempre. Amén.
Puesto que tenemos, hermanos míos, libertad de acceso al Santuario por la sangre de Jesús, por una senda de vida que ahora inauguró para nosotros mediante el velo, es decir, su carne, y por cuanto tenemos un Sumo Sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos, entonces, con un corazón genuino y en la confianza de la fe, habiendo sido rociados y purificados nuestros corazones de mala conciencia, y lavado nuestro cuerpo con agua pura,
Por lo cual, puesto que hemos recibido un reino inconmovible, tomemos firmemente la gracia con la cual podamos servir y agradar a Dios con modestia y reverencia,
Bendito es Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien por su abundante misericordia nos hizo nacer de nuevo a la esperanza de salvación mediante la resurrección de Jesucristo,
pero ustedes son linaje escogido, para que sirvan como sacerdotes para el reino; pueblo santo, congregación redimida para que anuncien las glorias de Aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable,
Todo el que habla, que hable de acuerdo a la palabra de Dios, y todo el que ministra, que ministre según el poder que Dios le da, para que en todo lo que ustedes hagan, Dios sea glorificado por medio de Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y la honra por siempre y para siempre. Amén.
sino crezcan en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jescristo y de Dios Padre, a quien sea la gloria ahora y para siempre, y hasta los días de la eternidad. Amén.
Miren cuán grande es el amor del Padre por nosotros, que nos llamó y nos ha hecho hijos. Por eso el mundo no nos conoce, porque a Él tampoco lo conoce.
Y a Aquel que puede guardarlos sin caída y sin mancha, y presentarlos sin tacha, al único Dios, Salvador nuestro por medio de Jesucristo nuestro Señor en presencia de su gloria, con regocijo, sean la gloria, el dominio, el honor y la majestad, tanto ahora como por todas las edades. Amén.
y nos ha hecho un reino sacerdotal para su Dios y Padre, a quien sean la gloria y el dominio por siempre y para siempre. Amén.
y las cuatro criaturas vivientes tenían cada una de ellas seis alas alrededor, y en su interior estaban llenas de ojos, y ni de día ni de noche cesaban de decir: SANTO, SANTO, SANTO es el Señor Dios, el Todopoderoso, el que era, el que es y el que ha de ir. Y cuando las criaturas vivientes dan gloria, honor y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por siempre y para siempre, los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive por siempre y para siempre, poniendo sus coronas ante el trono, y diciendo: Digno eres tú, Señor y Dios nuestro, Santo, de recibir la gloria, el honor y el poder, porque tú has creado todas las cosas y por tí existen, y por tu voluntad han llegado a ser y fueron creadas.
que decían en alta voz: ¡Digno es el Cordero inmolado de recibir el poder, las riquezass, la sabiduría, la fortaleza, el honor, la alabanza, la bendición y toda criatura que está en los cielos, en la Tierra, debajo de la tierra, en el mar, y todas las cosas que hay en ellos! Enseguida escuché al que está sentado en el trono que dijo: Al Cordero sea dada la bendición, el honor, la alabanza y el dominio por siempre y para siempre.
Después de esto vi, y he aquí una gran multitud de toda nación, pueblos, linajes y lenguas, la cual nadie era capaz de contar, que estaban de pie delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y palmas en sus manos, y aclamaban en alta voz, diciendo: ¡La salvación pertenece a nuestro Dios, al que está sentado en el trono, y al Cordero! Entonces todos los ángeles que estaban de pie alrededor del trono, de los ancianos y de las cuatro criaturas vivientes, se postraron sobre sus rostros delante de su trono, y adoraron a Dios, diciendo: ¡Amén! ¡La bendición, la gloria, la sabiduría, la acción de gracias, el honor, el poder y la fortaleza sean a nuestro Dios por siempre y para siempre! ¡Amén!
diciendo: Te damos gracias, oh Yahweh Dios, el Todopoderoso, el que eres y el que eras, por cuanto has tomado tu gran poder y has reinado.
Después escuché una potente voz en el Cielo que dijo: ¡Ahora es la redención, el poder y el reino de nuestro Dios y la autoridad de su Cristo! Porque fue derribado el acusador de nuestros hermanos, que los acusaba ante nuestro Dios día y noche. Ellos lo vencieron por la sangre del Cordero, y por la palabra del testimonio de ellos, porque no amaron sus vidas, llegando hasta la muerte.
Y cantaban el cántico de Misés, el siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: ¡Grandes y maravillosas son tus obras, oh Yahweh Dios, el Todopoderoso! ¡Justos y verdaderos son tus caminos, oh Rey de las edades! ¿Quién no te reverenciará, oh Yahweh, y glorificará tu Nombre?, porque solamente tú eres santo y justo, porque TODAS LAS NACIONES VENDRÁN Y ADORARÁN EN TU PRESENCIA, pues han sido manifestadas tus obras justas.
Después de esto, escuché la potente exclamación de una numerosa multitud en el Cielo, que decía: ¡Alaben a Yah![10] La redención, el poder, la gloria y la honra pertenencen a nuestro Dios,
Y surgió una voz del trono que dijo: ¡Alaben a nuestro Dios todos sus siervos, los que lo reverencian, los pequeños y los grandes! Enseguida eswcuché como la voz de una numerosa multitud, como el ruido de muchas aguas, semejante al estruendo de poderosos truenos, que decían: ¡Alaben a Yah! Porque Yahweh nuestro Dios Todopoderoso reina.
tomaron ramas de palmera y salieron a encontrarlo alzando la voz, y diciendo: ¡Hosanna[10]! ¡BENDITO EL QUE VIENE EN EL NOMBRE DE YAHWEH, el Rey de Israel!
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