¡no temas, porque contigo estoy yo! ¡no desmayes, porque yo soy tu Dios! ¡te fortaleceré, sí, te ayudaré, sí, te sustentaré con la diestra de mi justicia!
¡Bendice, oh alma mía, a Jehová, y no te olvides jamás de todos sus beneficios!- los beneficios de Aquel que perdona todas tus iniquidades; que sana todas tus enfermedades;
¿Está alguno enfermo entre vosotros? mande llamar a los ancianos de la iglesia, y oren ellos sobre él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor; y la oración de fe sanará al enfermo, y el Señor le levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados.
Porque haré curar tus llagas y sanaré tus heridas, dice Jehová; por cuanto te han llamado la Desechada; diciendo: ¡Esta es Sión, de quien nadie se cura ya!
y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo que es recto a sus ojos, y prestares oídos a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, entonces no enviaré sobre ti ninguna enfermedad de las que envié sobre los Egipcios; porque yo soy Jehová tu Sanador.
Pero fué traspasado por nuestras transgresiones, quebrantado fué por nuestras iniquidades, el castigo de nuestra paz cayó sobre él, y por sus llagas nosotros sanamos.
¶¡Amado, yo ruego a Dios que en todos respectos prosperes y tengas salud, así como prospera tu alma!
No os afanéis por cosa alguna, sino que, en todas las circunstancias, por medio de la oración y la plegaria, con acciones de gracias, dense a conocer vuestras peticiones a Dios: y la paz de Dios, que sobrepuja todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros sentimientos, en Cristo Jesús.
Y él me ha dicho: Bástate mi gracia; pues que mi poder se perfecciona en tu flaqueza. Por tanto yo muy gustosamente me gloriaré con preferencia en mis flaquezas, para que el poder de Cristo haga morada conmigo.
¡Sáname, oh Jehová, y quedaré sano; sálvame, y seré salvo; porque tú eres mi alabanza!
El corazón alegre es una buena medicina; mas el espíritu quebrantado reseca los huesos.
Él da, al desfallecido, esfuerzo, y a los que carecen de fuerzas les aumenta el poder. Aun los mancebos desfallecerán y se cansarán, y los guerreros escogidos caerán por completo. Pero los que esperan a Jehová adquirirán nuevas fuerzas; se remontarán con alas, como águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no desfallecerán.
Pero volviéndose Jesús, y viéndola, dijo: Ten ánimo, hija; tu fe te ha sanado. Y la mujer quedó sana desde aquella hora.
JEHOVÁ es mi pastor: nada me faltará. En praderas verdes me hace recostar; junto a aguas de reposo me conduce. Hará volver mi alma: me guía por sendas de justicia a causa de su nombre.
Vuelve, y di a Ezequías, caudillo de mi pueblo: Así dice Jehová, el Dios de David tu padre: He oído tu oración, he visto tus lágrimas; he aquí que te voy a sanar: al tercer día subirás a la Casa de Jehová.
¡Hijo mío, fija tu atención en mis palabras; inclina tu oído a mis dichos! ¡No se aparten de tus ojos, guárdalos en medio de tu corazón; porque vida son a aquellos que los hallan, y sanidad a toda su carne!
Mi carne y mi corazón desfallecen; pero Dios es la fortaleza de mi corazón, y mi porción para siempre.
Mas serviréis a Jehová, el Dios vuestro, y él bendecirá tu pan y tus aguas; quitaré también las enfermedades de en medio de ti;
La paz os dejo; mi paz os doy: no según da el mundo, yo os la doy: no se turbe vuestro corazón, ni se acobarde.
no te sucederá mal alguno, ni plaga tocará en tu morada. Porque dará encargo a sus ángeles acerca de ti, para que te guarden en todos tus caminos;
¶Y rodeaba Jesús por todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando la buena nueva del reino, y sanando toda suerte de enfermedad y toda dolencia.
Pero si el Espíritu de aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó a Cristo de entre los muertos vivificará también vuestros cuerpos mortales, por medio de su Espíritu que habita en vosotros.
Y ES la fe la seguridad que se tiene de cosas esperadas, la prueba que hay de cosas que aun no se ven.
¡Jehová, ten misericordia de nosotros! a ti te hemos esperado; ¡sé tú el sostén de los oprimidos cada mañana, la salvación nuestra también en el tiempo de apretura!
¡Ten misericordia de mí, oh Jehová, por que estoy debilitado! ¡sáname, Jehová, porque mis huesos se estremecen!
quien mismo llevó nuestros pecados en su propio cuerpo sobre el madero, a fin de que nosotros, estando muertos a los pecados, viviésemos a la justicia: por cuyas llagas vosotros fuisteis sanados.
Yo he visto sus caminos, y le sanaré; le conduciré también, y le devolveré consuelos a él y a sus penitentes; yo que creo el fruto de los labios, paz, paz al que está lejos y al cercano, dice Jehová; yo pues le sanaré.
¡Jehová es mi roca, y mi fortaleza, y mi libertador! ¡mi Dios es mi roca; en él confiaré! mi escudo y el cuerno de mi salvación, y mi torre alta.
Y no solamente así, sino que nos gloriamos también en nuestras tribulaciones; sabiendo que la tribulación obra paciencia; y la paciencia, prueba de fe; y la prueba de fe, esperanza;
Entonces sí, amanecerá, como el alba, tu luz, y brotará repentinamente el remedio de tu mal; tu justicia también irá delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia.
Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de fortaleza, y de amor, y de templanza.
El ladrón no viene sino para hurtar, y matar, y destruir: yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
LLAMANDO a sí a sus doce discípulos, les dió autoridad sobre los espíritus inmundos, para echarlos fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia.
También hasta vuestra vejez soy yo el mismo, y hasta las canas yo cargaré con vosotros; yo lo he hecho así, y yo os seguiré llevando; sí, yo cargaré con vosotros, y yo os salvaré.
¶Por lo cual, no desfallecemos; mas aunque nuestro hombre exterior vaya decayendo, el hombre interior empero va renovándose de día en día. Porque nuestra ligera aflicción, que no dura sino por un momento, obra para nosotros en alto y aun más alto grado, un peso eterno de gloria; no mirando nosotros a las cosas que se ven, sino a las que aun no se ven; porque las cosas que se ven, son temporales, mas las que no se ven aún, son eternas.
de modo que se cumpliera lo que fué dicho por medio del profeta Isaías, que dijo: Él mismo tomó nuestras enfermedades, y cargó con nuestras dolencias.
Y sabemos que todas las cosas cooperan juntas para el bien de los que aman a Dios, los que son llamados según su propósito.
Sea vuestro carácter sin rastro de amor al dinero; estando contentos con lo que tuviereis: porque Él mismo ha dicho: No te dejaré, ni te desampararé. De manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré; ¿qué puede hacerme el hombre?
Ninguna arma forjada contra ti tendrá éxito; y a toda lengua que en juicio se levantare contra ti, condenarás. Esta es la herencia de los siervos de Jehová, y su justicia es de mí, dice Jehová.
estando plenamente persuadido de esto mismo, que aquel que comenzó en vosotros la buena obra, la seguirá perfeccionando hasta el día de Jesucristo:
Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu mismo entendimiento: tenle presente en todos tus caminos, y él dirigirá tus senderos.
Estas cosas os he dicho, para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis tribulación; pero tened buen ánimo; yo he vencido al mundo.
Y el Dios de la esperanza os llene de todo gozo y paz, por medio de la fe, para que abundéis en esperanza, en virtud del poder del Espíritu Santo.
¡Cantad, oh cielos, y alégrate, oh tierra; y romped en alabanzas, oh montañas: porque Jehová ha consolado a su pueblo, y tendrá compasión de sus afligidos!
No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres: mas fiel es Dios, el cual no permitirá que seáis tentados más allá de lo que podáis sufrir; sino que, juntamente con la tentación, proveerá también la vía de escape, para que podáis sobrellevarla.
El día que tenga miedo, confiaré en ti. En Dios alabaré su palabra; en Dios he confiado; no temeré. ¿Qué puede hacerme la carne?
También Jehová es el que va delante de ti; él será contigo; no te dejará ni te desamparará; no temas pues, ni te amedrentes.
Como un padre se compadece de sus hijos, así Jehová se compadece de los que le temen; porque conoce nuestra hechura, tiene presente que somos polvo.
Y él les dijo: A causa de vuestra poca fe; pues en verdad os digo, que si tuvieseis fe como un grano de mostaza, pudierais decir a esta montaña: Pásate de aquí allá, y se pasaría; y nada os sería imposible.
Aunque yo anduviere en medio de la angustia, tú me vivificarás; extenderás tu mano contra la ira de mis enemigos, y tu diestra me salvará.
Guardarás en perfecta paz al alma que se apoya en ti, por lo mismo que en ti confía. ¡Confiad en Jehová para siempre, porque en YAH JEHOVÁ está la Roca de la eternidad!
He aquí que yo le traeré a esta ciudad sanidad y curación; y a sus habitantes yo los sanaré, y les revelaré la abundancia de mi paz y fidelidad.
¶Tenedlo, hermanos míos, por ocasión de todo gozo, cuando cayereis en diversas tentaciones; sabiendo que la prueba de vuestra fe obra paciencia.
Jehová te guardará de todo mal; él guardará tu alma. Jehová guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre.
El corazón sosegado es vida para la carne; pero la envidia es carcoma de los huesos.
Y el Dios de toda gracia, que os ha llamado a su eterna gloria en Cristo, después que hayáis sufrido por un poco de tiempo, él mismo os perfeccionará, os afirmará, os fortalecerá.
Jehová será también refugio para el oprimido, refugio suyo en los tiempos de angustia. Y confiarán en ti los que conocen tu nombre; porque nunca has desamparado a los que te buscan, oh Jehová.
Porque no tenemos un sumo sacerdote que sea incapaz de compadecerse de nuestras flaquezas, sino uno que ha sido tentado en todo punto, así como nosotros, mas sin pecado. Lleguémonos pues confiadamente al trono de la gracia, para que alcancemos misericordia y hallemos gracia para ayudarnos en tiempo oportuno.
Cercano está Jehová a todos los que le invocan, a los que le invocan con verdad. Cumplirá el deseo de los que le temen; oirá también su clamor, y los salvará.
¡Oh Señor, por estas disposiciones tuyas viven los hombres, y enteramente de ellas pende la vida de mi espíritu! ¡por tanto, vuélveme en salud, y hazme vivir!
En mi angustia seguí clamando a Jehová, si, seguí pidiendo auxilio a mi Dios: él oía desde su templo mi voz, y mi clamor llegaba delante de él, y entró en sus oídos.
Porque estoy persuadido que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni poderes, ni cosas presentes, ni cosas por venir, ni lo alto, ni lo bajo, ni ninguna otra cosa creada será poderosa para separarnos del amor de Dios, que es en Cristo Jesús nuestro Señor.
¶Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de las misericordias y Dios de toda consolación; el cual nos consuela en toda nuestra aflicción, para que podamos nosotros consolar a los que están en cualquiera angustia, por medio de la consolación con que nosotros mismos somos consolados de Dios.
He aquí que Dios es mi salvación; confiaré y no tendré temor; porque mi fortaleza y mi canción es Yah Jehová; el cual también se ha hecho mi salvación.
Mas cuando lo oyó Jesús, dijo Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos.
Jesús le dice: Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá jamas. ¿Crees tú esto?
ALZARÉ mis ojos a las montañas de donde viene mi socorro. Mi socorro viene de Jehová, Hacedor del cielo y de la tierra.
Por lo cual yo hallo satisfacción en las flaquezas, en los ultrajes, en las necesidades, en las persecuciones, en las angustias, que sufro por causa de Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.
Jehová es mi fortaleza y mi escudo: en él confió mi corazón, y yo fuí ayudado; por tanto se regocija mi corazón, y con mi canción le alabaré.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dió a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en él, no perezca, mas tenga vida eterna.
Por todos lados nos vemos estrechados, mas no angustiados; perplejos, mas no desesperados; perseguidos, mas no abandonados; derribados, mas no destruídos;
Él clamará a mí, y yo le responderé; con él estaré yo en la angustia; le libraré, y le glorificaré; de larga vida le hartaré, y le mostraré mi salvación.
la cual tenemos como ancla del alma, segura y firme, y que penetra hasta a lo que está dentro del velo;
¡Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará! nunca permitirá que sea movido el justo.
He aquí que yo, Jehová, soy el Dios de toda carne: ¿habrá acaso cosa alguna demasiado difícil para mí?
Parque yo, Jehová tu Dios, soy quien tiene asida tu mano diestra, y quien te dice: ¡No temas, yo soy tu ayudador!
Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. En todo dad gracias a Dios; porque ésta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús respecto de vosotros.
¡Nuestra alma espera a Jehová; nuestra ayuda y nuestro escudo es él! Pues en él se alegrará nuestro corazón, por cuanto hemos confiado en su santo nombre.
Si moráis en mí y mis palabras moran en vosotros, pediréis cuanto quisiereis, y os será hecho.
Porque tú has sido mi socorro, y a la sombra de tus alas me regocijaré. Mi alma sigue ardorosa en pos de ti; tu diestra me sustenta.
Que si confesares con tu boca al Señor Jesús, y creyeres en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo: porque con el corazón se cree para alcanzar justicia, y con la boca se hace confesión para salvación.
Mantengamos firme la confesión de nuestra esperanza (porque fiel es el que ha prometido),
Y confiarán en ti los que conocen tu nombre; porque nunca has desamparado a los que te buscan, oh Jehová.
MAS ahora, dice Jehová que te creó, oh Jacob, y el que te formó, oh Israel: No temas; porque yo te he redimido; te he llamado por tu nombre; tú eres mío. Cuando pasares por las aguas, estaré yo contigo, y si por los ríos, no te anegarán; cuando anduvieres por en medio del fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti:
Y todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, eso haré yo, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si pidiereis algo en mi nombre, yo lo haré.
Asimismo ninguno de los que te esperan será jamás avergonzado; serán avergonzados los que obran con perfidia, y eso sin causa.
Porque cuanto fué escrito anteriormente, para nuestra enseñanza fué escrito; para que por medio de la paciencia, y de la consolación de las Escrituras, nosotros tengamos esperanza.
¿Quién hay de entre vosotros que teme a Jehová, que escucha la voz de su siervo; que sin embargo anda en tinieblas y no tiene luz? ¡Confíe en el nombre de Jehová, y apóyese en su Dios!
¡Hubiera yo desmayado, si no creyese que tengo de ver la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes!
Porque yo conozco los pensamientos que pienso respecto de vosotros, dice Jehová; pensamientos de paz, y no de mal, para daros una feliz postrimería, y una esperanza buena.
Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas te refugiarás: escudo y adarga es su verdad.
No desechéis pues esta vuestra confianza, que tiene una grande remuneración. Porque tenéis necesidad de la paciencia, a fin de que, habiendo hecho la voluntad de Dios, recibáis la promesa.
Más que toda cosa guardada, guarda tu mismo corazón; porque manan de él las resultas de la vida.
¶Pues yo estimo que los padecimientos de este tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que ha de ser revelada en nosotros.
¡En Dios solamente confía callada, oh alma mía; porque de él depende mi esperanza! Él solo es mi roca y mi salvación; mi refugio es, no seré movido.
¡LEVÁNTATE! ¡resplandece, oh Sión! porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti.
Otra vez, pues, Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, mas tendrá la luz de la vida.
Te alabaré, porque asombrosa y maravillosamente he sido formado; admirables son tus obras; y mi alma lo sabe muy bien.
Y esta es la confianza que tenemos para con él, que si pedimos algo conforme a su voluntad, él nos oye; y si sabemos que nos oye en todo cuanto le pedimos, sabemos que tenemos las peticiones que le hemos pedido.
¡BENDICE, oh alma mía, a Jehová, y todas mis entrañas bendigan su santo nombre! ¡Bendice, oh alma mía, a Jehová, y no te olvides jamás de todos sus beneficios!-
¶Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
Sin embargo, yo siempre estoy contigo; tú tienes asida mi mano derecha. Me guiarás con tu consejo, y después me recibirás en la gloria.
Y reine en vuestros corazones la paz de Cristo, a la cual también sois llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos.
mirando a Jesús, autor y consumador de nuestra fe, el cual por el gozo que fué puesto delante de él, soportó la cruz, despreciando la vergüenza, y se ha sentado a la diestra de Dios.
sino que, mirando a la promesa de Dios, no vaciló con incredulidad, sino fortalecióse en la fe, dando así gloria a Dios, y plenamente asegurado que lo que Dios había prometido, era poderoso también para cumplirlo.
Mas Jesús, fijando en ellos la vista, lesdijo: Para los hombres esto es imposible; mas para Diostodas las cosas son posibles.
¡Susténtame conforme a tu promesa, para que viva; y no quede yo avergonzado de mi esperanza!
Hermanos, no considero que yo haya todavía echado mano de ello; mas una sola cosa hago, y es que, olvidando las cosas que quedan atrás, y dirigiéndome hacia las que están delante, sigo corriendo presuroso hacia el blanco, para el premio de la vocación celestial de Dios en Cristo Jesús.
porque hemos venido a ser participantes de Cristo, si retenemos firme el principio de nuestra confianza hasta el fin;
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos: el que mora en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.
Y aun cuando ande por el valle de la sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo; tu vara y tu cayado, ellos me dan aliento.
y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones, por medio del Espíritu Santo, que nos ha sido dado.
Vosotros sois mis testigos, dice Jehová, y mi Siervo, a quien he escogido; para que sepáis, y me creáis, y entendáis que yo soy. Antes de mí no fué formado dios alguno, ni después de mí habrá otro. ¡Yo, yo soy Jehová, y fuera de mí no hay Salvador!
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