»El Señor bendecirá tus graneros, y todo el trabajo de tus manos.»El Señor tu Dios te bendecirá en la tierra que te ha dado.
Recita siempre el libro de la ley y medita en él de día y de noche; cumple con cuidado todo lo que en él está escrito. Así prosperarás y tendrás éxito.
Que nuestros hijos, en su juventud,crezcan como plantas frondosas;que sean nuestras hijas como columnasesculpidas para adornar un palacio.
Cumple los mandatos del Señor tu Dios; sigue sus sendas y obedece sus decretos, mandamientos, leyes y preceptos, los cuales están escritos en la ley de Moisés. Así prosperarás en todo lo que hagas y por dondequiera que vayas,
¡Gracias al Dios de tu padre, que te ayuda!¡Gracias al Todopoderoso, que te bendice!¡Con bendiciones de lo alto!¡Con bendiciones del abismo!¡Con bendiciones de los pechos y del seno materno!
»Bendito el hombre que confía en el Señor,y pone su confianza en él. Será como un árbol plantado junto al agua,que extiende sus raíces hacia la corriente;no teme que llegue el calor,y sus hojas están siempre verdes.En época de sequía no se angustia,y nunca deja de dar fruto.»
Que el Señor te bendiga desde Sión,y veas la prosperidad de Jerusaléntodos los días de tu vida. Que vivas para ver a los hijos de tus hijos.¡Que haya paz en Israel!
«Honra a tu padre y a tu madre —que es el primer mandamiento con promesa— para que te vaya bien y disfrutes de una larga vida en la tierra.»
Alaba al Señor, Jerusalén;alaba a tu Dios, oh Sión. Él refuerza los cerrojos de tus puertasy bendice a los que en ti habitan.
que regaré con agua la tierra sedienta,y con arroyos el suelo seco;derramaré mi Espíritu sobre tu descendencia,y mi bendición sobre tus vástagos,
Si obedeces al Señor tu Dios, todas estas bendiciones vendrán sobre ti y te acompañarán siempre:
Que el Señor te bendiga desde Sión,y veas la prosperidad de Jerusaléntodos los días de tu vida.
Así que, mi Dios os proveerá de todo lo que necesitéis, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús.
Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. «Honra a tu padre y a tu madre —que es el primer mandamiento con promesa— para que te vaya bien y disfrutes de una larga vida en la tierra.»
Os aseguro que el que no reciba el reino de Dios como un niño, de ninguna manera entrará en él.» Y después de abrazarlos, los bendecía poniendo las manos sobre ellos.
»“El Señor te bendigay te guarde; el Señor te mire con agradoy te extienda su amor; el Señor te muestre su favory te conceda la paz.”
Porque yo sé muy bien los planes que tengo para vosotros —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de daros un futuro y una esperanza.
Que la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros.
Dichosos todos los que temen al Señor,los que van por sus caminos. Lo que ganes con tus manos, eso comerás;gozarás de dicha y prosperidad. En el seno de tu hogar,tu esposa será como vid llena de uvas;alrededor de tu mesa,tus hijos serán como vástagos de olivo. Tales son las bendicionesde los que temen al Señor.
El Señor tu Dios te bendecirá, como lo ha prometido, y tú podrás darles prestado a muchas naciones, pero no tendrás que pedir prestado de ninguna. Dominarás a muchas naciones, pero ninguna te dominará a ti.
Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.
»Si os conducís según mis estatutos, y obedecéis fielmente mis mandamientos, yo os enviaré lluvia a su tiempo, y la tierra y los árboles del campo darán sus frutos;
»Honra a tu padre y a tu madre, para que disfrutes de una larga vida en la tierra que te da el Señor tu Dios.
pero los que confían en el Señorrenovarán sus fuerzas;volarán como las águilas:correrán y no se fatigarán,caminarán y no se cansarán.
La mujer que está a punto de dar a luz siente dolores porque ha llegado su momento, pero en cuanto nace la criatura se olvida de su angustia por la alegría de haber traído al mundo un nuevo ser.
Pero Jesús llamó a los niños y dijo: «Dejad que los niños vengan a mí, y no se lo impidáis, porque el reino de Dios es de quienes son como ellos.
Confía en el Señor de todo corazón,y no en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos,y él allanará tus sendas.
Que el Dios de la esperanza os llene de toda alegría y paz a vosotros que creéis en él, para que reboséis de esperanza por el poder del Espíritu Santo.
¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor !Dichoso el que teme al Señor,el que halla gran deleite en sus mandamientos. Sus hijos dominarán el país;la descendencia de los justos será bendecida. En su casa habrá abundantes riquezas,y para siempre permanecerá su justicia.
He sido joven y ahora soy viejo,pero nunca he visto justos en la miseria,ni que sus hijos mendiguen pan. Prestan siempre con generosidad;sus hijos son una bendición.
Jesús dijo: «Dejad que los niños vengan a mí, y no se lo impidáis, porque el reino de los cielos es de quienes son como ellos.»
¡Fijaos qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llama hijos de Dios! ¡Y lo somos! El mundo no nos conoce, precisamente porque no lo conoció a él.
La sabiduría es lo primero. ¡Adquiere sabiduría!Por encima de todas las cosas, adquiere discernimiento.
Toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto, donde está el Padre que creó las lumbreras celestes, y que no cambia como los astros ni se mueve como las sombras.
El Señor te protegerá;de todo mal protegerá tu vida. El Señor te cuidará en el hogar y en el camino,desde ahora y para siempre.
»Si realmente escuchas al Señor tu Dios, y cumples fielmente todos estos mandamientos que hoy te ordeno, el Señor tu Dios te pondrá por encima de todas las naciones de la tierra. Si obedeces al Señor tu Dios, todas estas bendiciones vendrán sobre ti y te acompañarán siempre:
Como un pastor que cuida su rebaño,recoge los corderos en sus brazos;los lleva junto a su pecho,y guía con cuidado a las recién paridas.
Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.
Todos vosotros sois hijos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús, porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo. Ya no hay judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer, sino que todos sois uno solo en Cristo Jesús. Y si pertenecéis a Cristo, sois la descendencia de Abraham y herederos según la promesa.
Tú creaste mis entrañas;me formaste en el vientre de mi madre. ¡Te alabo porque soy una creación admirable!¡Tus obras son maravillosas,y esto lo sé muy bien!
Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en las regiones celestiales con toda bendición espiritual en Cristo.
Traigo a la memoria tu fe sincera, la cual animó primero a tu abuela Loida y a tu madre Eunice, y ahora te anima a ti. De eso estoy convencido.
El Señor protege al extranjeroy sostiene al huérfano y a la viuda,pero frustra los planes de los impíos.
Podrán desfallecer mi cuerpo y mi espíritu,pero Dios fortalece mi corazón;él es mi herencia eterna.
Pues si vosotros, aun siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en el cielo dará cosas buenas a los que le pidan!
Por eso, desde el día en que lo supimos no hemos dejado de orar por vosotros. Pedimos que Dios os haga conocer plenamente su voluntad con toda sabiduría y comprensión espiritual, para que viváis de manera digna del Señor, agradándole en todo. Esto implica dar fruto en toda buena obra, crecer en el conocimiento de Dios
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