El perezoso mete la mano en el plato, Y le fatiga aun llevarla a su boca.
El perezoso mete su mano en el plato, Y ni aun a su boca la llevará.
Los perezosos toman la comida en la mano, pero ni siquiera se la llevan a la boca.
El flojo mete la mano en el plato, y luego no la lleva a la boca.
El perezoso mete la mano en el plato, y no es capaz de llevarla a la boca.
El perezoso esconde su mano en el seno; y ni aun a su boca la llevará.
Hay gente tan perezosa que hasta de comer se cansa.
¿Por qué retraes tu mano? ¡Sí, tu diestra! ¡Extiéndela y destrúyelos!
¡Ni su propia presa asará el indolente! ¡Precioso tesoro del hombre es la diligencia!
El camino del perezoso es como seto de espinos, Pero la senda de los rectos es llana.
La pereza hace caer en sueño profundo: El alma ociosa pasará hambre.
Los deseos del perezoso lo matan, Pues sus manos no quieren trabajar,
Él respondió y dijo: El que mete la mano conmigo en el plato, éste me entregará.
Él les respondió: Uno de los doce, el que moja conmigo en el plato.