Los entregué, por tanto, a la obstinación de su corazón, Para que anduvieran en sus propios designios.
Marcos 8:13 - La Biblia Textual 3a Edicion Y dejándolos, se embarcó° de nuevo y se fue a la ribera opuesta. Matoleo zaidiBiblia Reina Valera 1960 Y dejándolos, volvió a entrar en la barca, y se fue a la otra ribera. Biblia Nueva Traducción Viviente Luego regresó a la barca y los dejó y cruzó al otro lado del lago. Biblia Católica (Latinoamericana) Y dejándolos, subió a la barca y se fue al otro lado del lago. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y volviéndoles la espalda, se embarcó otra vez y se fue a la otra orilla. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y dejándolos, volvió a entrar en la barca, y se fue al otro lado. Biblia Traducción en Lenguaje Actual Entonces Jesús los dejó, volvió a subir a la barca, y se fue al otro lado del lago. |
Los entregué, por tanto, a la obstinación de su corazón, Para que anduvieran en sus propios designios.
Y cuando este pueblo, o el profeta, o el sacerdote te pregunte, diciendo: ¿Cuál es la carga° de YHVH?, les responderás: Vosotros sois la carga,° y Yo os desecharé, dice YHVH.
Y si sus hijos llegaran a grandes, los quitaré de en medio de los hombres. ¡Ay de ellos también, cuando Yo me aparte de ellos!
Dejadlos, son ciegos guías de ciegos: si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en el hoyo.°
No deis lo santo a los perros ni echéis vuestras perlas a los cerdos,° no sea que las pisoteen con sus patas y se vuelvan y os despedacen.
Y exhalando un profundo suspiro en su espíritu, dice: ¿Por qué pide señal esta generación? De cierto os digo que no se dará ninguna señal a esta generación.°
Pero toda la multitud de alrededor de los gerasenos° le rogó que se alejara de ellos, porque estaban sobrecogidos de un gran temor. Y entrando en una barca, regresó.
Mientras tenéis la luz, creed en la luz, para que lleguéis a ser hijos de luz. Estas cosas habló Jesús, y retirándose, se escondió de ellos.
Por tanto les dijo de nuevo: Yo me voy, y me buscaréis, y en vuestro pecado moriréis. Adonde Yo voy, vosotros no podéis ir.
Pero ellos se oponían y blasfemaban, por lo que, después de sacudir las vestiduras, les dijo: ¡Vuestra sangre sea sobre vuestra cabeza! ¡Yo estoy limpio! De ahora en adelante, iré a los gentiles.
Embarcándonos en una nave adramitena que iba° a zarpar hacia los puertos de Asia, nos hicimos a la vela, estando con nosotros Aristarco, un macedonio tesalonicense.