(Era ruidosa y provocativa, sin deseo de quedarse en casa.
“¿Dónde está tu esposa Sara?” le preguntaron. “Está allá adentro, en la tienda”, les contestó.
Mejor es vivir en un rincón de la azotea, que compartir toda la casa con una mujer conflictiva.
La estupidez es como una mujer escandalosa e ignorante.
Deben ser sensatas y puras, hacendosas, hacedoras del bien y tener oídos prestos a lo que sus esposos les dicen. De este modo, no habrá nada malo que decir de la palabra de Dios.