El Señor respondió a su invitación y les entregó a los cananeos. Los israelitas los destruyeron completamente a ellos y a sus pueblos, y llamaron al lugar Horma.
Entonces los amorreos que vivían allí en las colinas vinieron y los atacaron. Los persiguieron como un enjambre de abejas, matándolos desde Seir hasta Horma.