Los amalecitas viven en el Néguev. Los hititas, jebuseos y amorreos viven en las colinas. Los cananeos viven en la costa del mar y también al lado del Jordán”.
Entonces regresaron y atacaron a Enmispat (conocida también como Cades) y conquistaron todo el país que le pertenecía a los amalecitas, así como a los amorreos que vivían en Jazezón Tamar.
Tú sabías que te sería fiel, e hiciste un acuerdo con él para darle a él y a su descendencia la tierra de los cananeos, hititas, amorreos, ferezeos, jebuseos y gergeseos. Cumpliste tu promesa, porque haces lo que es justo.
He decidido sacarlos de la miseria que están teniendo en Egipto y llevarlos a la tierra de los cananeos, hititas, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos, una tierra que fluye leche y miel’”.
Por eso he descendido para rescatarlos de la opresión egipcia y para llevarlos desde ese país a una tierra fértil y amplia, una tierra donde fluye leche y miel, donde actualmente viven los cananeos, los hititas, los amorreos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos.
Entonces Caleb pidió silencio mientras la gente se paraba delante de Moisés y les decía: “Vamos a tomar la tierra. Podemos conquistar el país, ¡sin duda!”
Balaam dirigió su atención a los amalecitas y dio esta declaración sobre ellos, diciendo, “Amalec fue el primero entre las naciones, pero terminarán siendo destruidos”.
El Señor tu Dios te va a conducir a la tierra que estás tomando para poseerla, y expulsará delante de ti a muchas otras naciones: los hititas, los gergeseos, los amorreos, los cananeos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos, siete naciones que son más grandes y fuertes que tú.
Así que estos cinco reyes amorreos (los reyes de Jerusalén, Hebrón, Jarmut, Laquis y Eglón) y sus ejércitos se reunieron y partieron. Rodearon a Gabaón y comenzaron su ataque.
Los gabaonitas enviaron un mensaje a Josué en el campamento de Gilgal, diciendo: “¡Por favor, no nos abandones, tus siervos! ¡Ven rápido y sálvanos! Necesitamos tu ayuda, pues todos los reyes amorreos de la región montañosa se han unido para atacarnos”.
Así sabrán que el Dios vivo está aquí con ustedes”, les dijo. “Tengan la seguridad de que Él expulsará delante de ustedes a los cananeos, a los hititas, a los heveos, a los ferezeos, a los guirgaseos, a los amorreos y a los jebuseos.
Cuando todos los reyes amorreos al Oeste del Jordán y todos los reyes cananeos de la costa mediterránea oyeron cómo el Señor había secado las aguas del río Jordán para que los israelitas pudieran cruzarlo, su ánimo decayó y ya no tenían ningún espíritu de lucha para enfrentarse a los israelitas.
Todos los reyes al oeste del Jordán se enteraron de lo sucedido. Entre ellos estaban los reyes de los hititas, amorreos, cananeos, ferezeos, heveos y jebuseos que vivían en la región de las colinas, en las tierras bajas y a lo largo de la costa hasta el Líbano.
Durante ese tiempo, David y sus hombres hicieron incursiones contra los guesuritas, los girzitas y los amalecitas. Estos pueblos habían vivido en la tierra hasta Sur y Egipto desde tiempos antiguos.
Tres días después, David y sus hombres llegaron de nuevo a Siclag. Unos amalecitas habían hecho una incursión en el Néguev y en Siclag. Habían atacado Siclag y la habían incendiado.
Los filisteos le devolvieron a Israel las ciudades que les habían arrebatado, desde Ecrón hasta Gat, e Israel también liberó el territorio vecino de manos de los filisteos. También hubo paz entre Israel y los amorreos.