Después que los mensajeros de Juan se fueron, Jesús comenzó a decir a la multitud: “Respecto a Juan: ¿Qué esperaban ver ustedes cuando salían a verlo en el desierto? ¿Una caña movida por el viento?
Pero tú hierves como el agua, así que ya no estarás más por encima de nadie, porque fuiste y te acostaste con mi concubina; violaste mi lecho matrimonial.
Anás y Caifás eran los sumos sacerdotes en turno. Este fue el tiempo en que la palabra de Dios vino a Juan, el hijo de Zacarías, quien vivía en el desierto.
Ya no deberíamos ser más como niños, sacudidos por cualquier viento de doctrina, confundidos por los engaños humanos, y conducidos al error por personas astutas que hacen planes engañosos;