Los jefes de los sacerdotes y los maestros religiosos estaban buscando una manera de matar a Jesús, pero tenían miedo de lo que la gente pudiera hacer.
Faltaban dos días para la Pascua y para la Fiesta de los panes sin levadura. Los jefes de los sacerdotes y los líderes religiosos estaban tratando de encontrar alguna manera oculta de arrestar a Jesús y mandarlo a matar.
E inmediatamente los maestros religiosos y los jefes de los sacerdotes quisieron arrestarlo porque se dieron cuenta de que el relato que Jesús había contado estaba dirigido contra a ellos, pero tenían miedo de lo que la gente pudiera hacer.
Los jefes de los sacerdotes y los Fariseos habían dado la orden de que cualquiera que supiera dónde estaba Jesús debía informarles para así poder arrestarlo.
“¡Ahora esto en verdad ha sucedido aquí, en esta misma ciudad! Tanto Herodes como Poncio Pilato, junto con los extranjeros y el pueblo de Israel, unidos todos contra el Santo, tu santo siervo Jesús, a quien tú ungiste como Mesías.