Pero cuando lo vieron venir, los granjeros debatieron entre ellos y dijeron: ‘Este es el heredero del dueño. ¡Matémoslo! Así podremos quedarnos con su herencia’.
¿Con qué autoridad bautizaba Juan? ¿Acaso su autoridad venía del cielo, o de los hombres?” Entonces ellos discutían unos con otros: “Si decimos que venía del cielo, entonces nos preguntará por qué no creímos en él.
E inmediatamente los maestros religiosos y los jefes de los sacerdotes quisieron arrestarlo porque se dieron cuenta de que el relato que Jesús había contado estaba dirigido contra a ellos, pero tenían miedo de lo que la gente pudiera hacer.
Los jefes de los sacerdotes y los maestros religiosos estaban buscando una manera de matar a Jesús, pero tenían miedo de lo que la gente pudiera hacer.
Dios, sabiendo de antemano lo que sucedería, siguió su plan y resolvió entregarlo en manos de ustedes. Por mano de hombres malvados, ustedes lo mataron, clavándolo en una cruz.
Y si somos sus hijos, entonces somos sus herederos. Somos herederos de Dios, y herederos junto con Cristo. Pero si queremos participar de su gloria, debemos participar de sus sufrimientos.