Tan pronto se encontraron fuera de la ciudad, uno de los hombres dijo: “¡Corran y salven sus vidas! ¡No miren hacia atrás, y no se detengan en ninguna parte para ir por el valle! ¡Corran hacia las montañas, o serán destruidos!”
Entonces el Señor le dijo a Satanás: “Muy bien, tienes el poder de hacer lo que quieras con todo lo que tiene, pero no lo hieras a él físicamente”. Entonces Satanás se fue de la presencia del Señor.
Entonces Jesús le dijo a sus discípulos: “Por eso les digo que no se preocupen por las cosas de la vida, por lo que van a comer, o por la ropa que deben usar.
Miren las aves. Ellas no cosen ni recogen cosechas, no tienen graneros ni almacenes, pero Dios las alimenta. ¡Y ustedes son mucho más valiosos que las aves!