para que presentaran holocaustos al Señor en el altar de los holocaustos, por la mañana y por la tarde, según todo lo que estaba escrito en la ley del Señor que él había ordenado seguir a Israel.
Los hijos de Aarón deben quemar esto en el altar sobre la ofrenda quemada que está sobre la madera ardiente, como una ofrenda de comida, agradable al Señor.
He sido justificado con Cristo, de modo que ya no soy yo quien vive, sino Cristo quien vive en mí. La vida que ahora vivo en este cuerpo, la vivo confiando en el Hijo de Dios, quien me amó y se entregó por mí.