“No deben abandonar la entrada del Tabernáculo de Reunión durante siete días hasta que la ceremonia de ordenación haya terminado, porque la ordenación tardará siete días.
Deben permanecer a la entrada del Tabernáculo de Reunión durante siete días, día y noche, y seguir las órdenes del Señor para que no mueran, porque esto es lo que se me ha mandado a hacer”.
A diferencia de los sumos sacerdotes humanos, él no necesita ofrecer sacrificios diarios por sus pecados y los de las personas. Él lo hizo una vez, y por todos, cuando se dio a sí mismo como ofrenda.