Deben permanecer a la entrada del Tabernáculo de Reunión durante siete días, día y noche, y seguir las órdenes del Señor para que no mueran, porque esto es lo que se me ha mandado a hacer”.
Haz lo que Dios te ordena, sigue sus caminos. Guarda sus normas, sus mandatos, sus leyes y reglamentos, tal como están escritos en la Ley de Moisés, para que tengas éxito en todo lo que hagas y en todo lo que te propongas.
“Durante siete días, ofrecerás un macho cabrío cada día como ofrenda por el pecado. También deberás entregar un novillo y un carnero, ambos sin defectos.
Los hijos de Aarón, Nadab y Abihu, encendieron sus quemadores de incienso usando fuego ordinario y encendieron sus quemadores de incienso usando fuego ordinario y pusieron incienso, y de esta manera ofrecieron fuego prohibido en la presencia del Señor, algo que él no había autorizado.
“El que se limpia debe lavar su ropa, afeitarse todo el pelo y lavarse con agua; entonces se limpiará ceremonialmente. Después de eso pueden entrar en el campamento, pero deben permanecer fuera de su tienda durante siete días.
Moisés tomó entonces parte del aceite de la unción y parte de la sangre del altar. Roció ambos sobre las ropas de Aarón y sus hijos. Así es como dedicó las ropas de Aarón y sus hijos.
Debes purificarte con el agua de la purificación al tercer día y al séptimo día, y entonces estarás limpio. Pero si no te purificas en el tercer y séptimo día, no estarás limpio.
Queridos amigos, dado que tenemos estas promesas, limpiémonos de todo lo que contamina nuestro cuerpo y espíritu, procurando la santidad que nace de la reverencia a Dios.
Estas son las instrucciones que quiero darte, Timoteo, mi hijo, siguiendo las profecías que te han traído hasta aquí, para que puedas pelear la buena batalla.
Advierte a los que son ricos en el mundo presente para que no se vuelvan orgullosos. Diles que no pongan su fe en la riqueza que es tan efímera, sino en Dios, quien nos da gratuitamente todo para nuestro deleite.
La ley designa hombres imperfectos como sumos sacerdotes, pero después de la ley, Dios hizo un juramento solemne, y designó a su hijo, que es perfecto para siempre.