Moisés derramó parte del aceite de la unción sobre la cabeza de Aarón para ungirlo y dedicarlo.
Es tan precioso como el aceite utilizado para ungir a Aarón, deslizándose desde su cabeza hasta su barba, y sobre sus vestiduras.
Haz que tu hermano Aarón y sus hijos vistan esta ropa y luego úngelos y ordénalos. Dedícalos para que puedan servirme como sacerdotes.
Luego usa el aceite de la unción para ungirlo, vertiéndolo sobre su cabeza.
“Unjan a Aarón y a sus hijos también y dedíquenlos para que sirvan como sacerdotes para mí.
No salgas de la entrada del Tabernáculo de Reunión, o morirás, porque has sido ungido por el Señor”. Hicieron lo que dijo Moisés.
“Si es el Sumo Sacerdote quien peca y trae la culpa sobre todos, debe presentar al Señor un novillo sin defectos como ofrenda por su pecado.
Desde el día en que fueron ungidos, el Señor ordenó que esto les fuera dado por los hijos de Israel. Es su parte para las generaciones futuras.
Moisés tomó entonces parte del aceite de la unción y parte de la sangre del altar. Roció ambos sobre las ropas de Aarón y sus hijos. Así es como dedicó las ropas de Aarón y sus hijos.