“Si todo el pueblo de Israel se extravía sin querer, y aunque no sean conscientes de hacer lo que no está permitido por ninguno de los mandamientos del Señor, siguen siendo todos culpables.
No permitas que tus siervos cometan pecados deliberadamente. No dejes que ellos gobiernen por encima de mí. Entonces seré limpio de cualquier falta, inocente de tal rebelión.
Entonces tomará el toro fuera del campamento y lo quemará, tal y como quemó el toro anteriormente mencionado. Es la ofrenda por el pecado de todo el pueblo.
Si pecas y quebrantas alguno de los mandamientos del Señor, aunque no seas consciente de ello, sigues siendo culpable y asumes la responsabilidad de tu culpa.
Si has pecado y te vuelves culpable debes devolver lo que has robado o engañado a tus víctimas, el depósito que tomaste, la propiedad perdida que encontraste,
Israel ha pecado y ha quebrantado mi acuerdo, el cual les ordené cumplir. Se han llevado algunas de las cosas que me habían apartado; han actuado con deshonestidad; han escondido los objetos robados junto con sus propias pertenencias.