el sacerdote hará que le traigan dos pájaros ceremoniales limpios, también algo de madera de cedro, hilo carmesí e hisopo, en nombre de la persona que se va a limpiar.
Tomarás el pájaro vivo junto con la madera de cedro, el hilo carmesí y el hisopo, y los mojará en la sangre del pájaro que fue matado sobre el agua fresca.
Aunque fue crucificado en debilidad, ahora vive mediante el poder de Dios. Nosotros también somos débiles en él, pero ustedes podrán ver que vivimos con él mediante el poder de Dios.
Sabemos que cuando esta “tienda de campaña” terrenal en la que vivimos sea derribada, tenemos una casa preparada por Dios, no hecha por manos humanas. Es eterna, y está en el cielo.
Y como los hijos tienen en común carne y sangre, él participó de su carne y sangre del mismo modo, para así destruir por medio de la muerte a aquél que tiene el poder de la muerte—el diablo—