el sacerdote hará que le traigan dos pájaros ceremoniales limpios, también algo de madera de cedro, hilo carmesí e hisopo, en nombre de la persona que se va a limpiar.
Cojan un manojo de hisopo, mójenlo en la sangre de la palangana y pónganlo en la parte superior y en los lados del marco de la puerta. Ninguno de ustedes saldrá por la puerta de la casa hasta la mañana.
“Si una mujer no puede permitirse traer un cordero, debe traer dos tórtolas o dos pichones. Una es para el holocausto y la otra para la ofrenda de purificación. El sacerdote las ofrecerá para purificarla, y ella quedará limpia”.
Tomarás el pájaro vivo junto con la madera de cedro, el hilo carmesí y el hisopo, y los mojará en la sangre del pájaro que fue matado sobre el agua fresca.
Si no te alcanza para comprar un cordero, puedes ofrecer al Señor como compensación por tu pecado dos tórtolas o dos palomas jóvenes, una como ofrenda por el pecado y otra como holocausto.
El hombre que esté limpio tomará un hisopo y lo mojará en el agua. Luego rociará la tienda y todo lo que haya dentro de ella, y a todos los que estuvieran allí. También deberá rociarlo a usted si ha tocado un hueso, o una tumba, o alguien que ha muerto o ha sido asesinado.
Después que Moisés presentó todos los mandamientos de la ley a todo el pueblo, tomó la sangre de cabras y becerros junto con agua y roció el libro y también a todo el pueblo, usando lana escarlata e hisopo.