Entonces regresó a la ciudad donde se había criado y allí enseñaba en la sinagoga. Las personas estaban asombradas, y preguntaban: “¿De dónde obtiene su sabiduría y sus milagros?
Y todos expresaron su aprobación hacia él, asombrados por las palabras que salieron de sus labios. “¿Acaso no es este el hijo de José?” se preguntaban ellos.
Entonces Festo interrumpió a Pablo mientras presentaba su defensa, exclamando: “¡Pablo, te has vuelto loco! ¡Todo tu conocimiento te está llevando a la locura!”
Cuando vieron la confianza de Pedro y Juan, y se dieron cuenta de que eran hombres sin instrucción, hombres comunes, se sorprendieron mucho. También reconocieron a los demás compañeros de Jesús.
Todos los que conocían a Saúl y lo veían profetizar con los profetas se decían: “¿Qué pasa con el hijo de Cis? ¿Acaso Saúl es también uno de los profetas?”