Después que dijo esto, volvió a mirar y vio a Jesús que estaba allí, pero ella no se dio cuenta de que era Jesús.
Aunque José reconoció a sus hermanos, ellos no lo reconocieron a él.
De repente, Jesús llegó a su encuentro, y las saludó. Ellas se lanzaron hacia él, se aferraron a sus pies y lo adoraron.
Sin embargo, más tarde Jesús se le apareció de una manera distinta a otros dos discípulos que se habían ido al campo.
Cuando Jesús se levantó de entre los muertos el domingo por la mañana, se le apareció primero a María Magdalena, de quien había expulsado siete demonios.
Pero se les impidió que lo reconocieran.
Entonces sus ojos se abrieron, y lo reconocieron. Y entonces él desapareció de su vista.
Pero él caminó en medio de ellos y siguió su camino.
Cuando llegó el alba, Jesús estaba en la orilla, pero los discípulos no sabían que era él.
Ante esto, ellos tomaron piedras para arrojárselas, pero Jesús se ocultó de ellos y se fue del Templo.