Pero si lo hago, deberían creerme por la evidencia de lo que he hecho. Así podrán ustedes entender que el Padre está en mí, y que yo estoy en el Padre”.
¿No crees que yo vivo en el Padre y que el Padre vive en mí? Las palabras que yo hablo no son mías; es el Padre que vive en mí quien está haciendo su obra.
“Dejo el mundo, pero ellos seguirán en el mundo mientras yo regreso a ti. Padre Santo, protégelos en tu nombre, el nombre que me diste a mí, para que ellos sean uno, así como nosotros somos uno.
y también a Andrónico y a Junías, judíos como yo, y compañeros en la cárcel. Ellos son muy bien conocidos entre los apóstoles y se convirtieron en seguidores de Cristo antes que yo.
Conozco a un hombre en Cristo que hace catorce años fue llevado al tercer cielo (si fue físicamente con su cuerpo, o si fue fuera del cuerpo, no lo sé, pero Dios sabe).
Examínense ustedes mismos y vean si están confiando en Dios. Pónganse a prueba. ¿No se dan cuenta de que Jesucristo está en ustedes? A menos que hayan fallado en la prueba…
Porque Dios estaba en Cristo trayendo al mundo de regreso de la hostilidad a la amistad con él, sin contar sus pecados, y dándonos este mensaje para convertir a sus enemigos en sus amigos.
He sido justificado con Cristo, de modo que ya no soy yo quien vive, sino Cristo quien vive en mí. La vida que ahora vivo en este cuerpo, la vivo confiando en el Hijo de Dios, quien me amó y se entregó por mí.