Cuando asignes la propiedad de la tierra por sorteo, debes hacer una provisión para el Señor, una asignación sagrada de la tierra que mida 25.000 codos de largo y 20.000 codos de ancho. Toda esta zona es sagrada.
Moisés, el siervo del Señor, y los israelitas los habían derrotado, y Moisés había asignado la tierra a las tribus de Rubén, Gad y la media tribu de Manasés.
Moisés no asignó ninguna tierra a los levitas. En cambio, les asignó las ofrendas hechas con fuego al Señor, el Dios de Israel, como el Señor les había prometido.
La otra mitad de la tribu de Manasés, y las tribus de Rubén y Gad, ya habían recibido su concesión de tierras en el lado oriental del Jordán, tal como les fue asignada por Moisés, el siervo del Señor.