Pero no te quedes allí. Persigue al enemigo y atácalo por la retaguardia. No dejes que escapen a sus ciudades, porque el Señor te los ha entregado para que los derrotes”.
David habló entonces con Abisai y le dijo: “Ahora Seba, hijo de Bichri, nos va a causar más problemas que Absalón. Lleva a los hombres del rey y persíguelo, o se apoderará de las ciudades fortificadas y se alejará de nosotros”.
La gente dice: “¿Por qué estamos sentados aquí? Juntémonos y corramos a las ciudades fortificadas. Allí podemos morir, porque el Señor, nuestro Dios, nos está matando dándonos a beber agua envenenada, porque pecamos contra él.