Será como un hombre que huye de un león, pero termina encontrándose con un oso; o como un hombre que va a su casa y reposa su mano en la pared, pero lo muerde una serpiente.
Entonces vi al Señor de pie junto al altar y dijo: Golpea la parte alta de los pilares del Templo para que tiemblen sus fundamentos, y caigan sobre la gente. Y a los que sobrevivan los mataré con espada. No se salvará ni siquiera uno.
Pero no te quedes allí. Persigue al enemigo y atácalo por la retaguardia. No dejes que escapen a sus ciudades, porque el Señor te los ha entregado para que los derrotes”.