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Referencias Cruzadas
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Jeremías 38:4

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Los oficiales le dijeron al rey: “Este hombre merece morir porque está desmoralizando a los defensores que quedan en la ciudad, y también a todo el pueblo, al decirles esto. Este hombre no trata de ayudar a esta gente, sólo va a destruirla”.

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25 Referencias Cruzadas  

“¿Así que has venido a buscarme, mi enemigo?” preguntó Acab a Elías. “Te he encontrado, porque te has vendido a hacer lo que es malo a los ojos del Señor”, respondió Elías.

Entonces los dirigentes tramaron un complot para matar a Zacarías, y por orden del rey lo apedrearon hasta la muerte en el patio del Templo del Señor.

“Su Majestad debe ser informado de que los judíos que vinieron de usted a nosotros han regresado a Jerusalén. Están reconstruyendo esa ciudad rebelde y malvada, completando las reparaciones de las murallas y arreglando sus cimientos.

Todos intentaban asustarnos, diciéndose a sí mismos: “No tendrán fuerzas para trabajar, así que nunca se terminará”. Pero yo rezaba, ¡hazme fuerte!

“Moisés y Aarón, ¿por qué intentan distraer al pueblo de su trabajo?” Preguntó el Faraón. “¡Vuelvan a su trabajo!” ordenó.

Esto es lo que dice el Señor acerca de la gente de Anatot que trata de matarte, diciéndote: “No profetices en nombre del Señor, o te mataremos”.

Pero, Señor, tú conoces todas sus conspiraciones para intentar matarme. No perdones su maldad; no borres su pecado. Derríbalos. Trata con ellos cuando estés enojado!

Los sacerdotes y los profetas se quejaron ante los dirigentes y todo el pueblo: “Este hombre merece la pena de muerte porque ha cometido traición profetizando contra esta ciudad. Ustedes mismos lo oyeron”.

Ayudad a hacer más próspera la ciudad a la que os he desterrado. Ruega al Señor por ella, ya que, según prospere, tú también lo harás.

El rey Sedequías le prometió solemnemente a Jeremías en privado: “Vive el Señor, que nos dio esta vida, que no te haré matar, ni te entregaré a los que quieren matarte”.

Si los oficiales se enteran de que he hablado contigo, y vienen a preguntarte: ‘¡Dinos de qué hablaron tú y el rey! No nos ocultes nada, o te mataremos;’

¡No, es Baruc hijo de Nerías quien te ha puesto en contra de nosotros para entregarnos a los babilonios para que nos maten o nos exilien a Babilonia!”

“Los funcionarios de su ciudad son como lobos que desgarran a su presa, matan a la gente y destruyen vidas para beneficiarse con el fraude.

Entonces Amasías, el sacerdote de Betel, envió un mensaje a Jeroboam, rey de Israel, diciendo: “Amós está conspirando contra ustedes en el pueblo de Israel. ¡Lo que dice es insoportable!

Allí comenzaron a acusarlo. “Encontramos a este hombre engañando a nuestra nación, diciéndole a la gente que no pagara los impuestos al César, y declarándose a sí mismo como el Mesías, como un rey”, dijeron.

Y los llevaron ante los magistrados, acusándolos: “Estos hombres judíos están causando grandes disturbios en nuestra ciudad”, decían.

Pero como no pudieron encontrarlos, arrastraron a Jasón y a otros creyentes ante los líderes de la ciudad, gritando: “A estas personas se les conoce por estar causando problemas y desorden. Ahora vinieron aquí,

Nos dimos cuenta de que este hombre es una verdadera peste, levantando rebeliones entre los judíos, y es cabecilla de la secta nazarena.

“Pero queremos oír de ti lo que crees, especialmente respecto a esta secta, que sabemos que está condenada en todos lados”.




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