Murió todo ser vivo que estaba sobre la tierra y que podía respirar.
Dios hizo a los animales salvajes, al ganado, y a los reptiles, a todos según su propia especie. Y Dios vio que esto era bueno.
Entonces el Señor formó al hombre Adán con polvo de la tierra. Y sopló en sus fosas nasales el aliento de vida, y Adán se convirtió en un ser vivo.
“Yo mismo voy a enviar un diluvio a la tierra que destruirá todo lo que respire. Todo ser vivo sobre la tierra morirá.